(ANS) La canonización de Artémides Zatti fue un acontecimiento que llenó de alegría y orgullo a la Argentina. Aunque nació en Italia, habiendo llegado a los 17 años, fue definido como el tercer santo argentino, después de San Héctor Valdivielso Sáez y San José Gabriel del Rosario, el “Cura Brochero”.
Por eso, el lunes 10 de octubre, en la Iglesia Nacional Argentina en Roma, el cardenal argentino Leonardo Sandri, Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, presidió una Misa de acción de gracias por la canonización de Zatti para los fieles argentinos reunidos en la ciudad eterna.
La Misa fue concelebrada por el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime; por el Postulador General para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, P. Pierluigi Cameroni; Consejero para la Región América Cono Sur, P. Gabriel Romero; el Inspector de Perú, P. Manuel Cayo; el miembro del Dicasterio para la Comunicación Social, P. Ricardo Campoli, el Rector de la Iglesia Nacional Argentina en Roma, P. Fabián Alesso, y por otros sacerdotes salesianos y del clero.
Entre los fieles presentes cabe destacar también a la embajadora argentina ante la Santa Sede, María Fernanda Silva; el Embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrey Yurash; el Decano del Grupo de América Latina y el Caribe ante la Santa Sede y Embajador de El Salvador, Manuel López; el Secretario de Culto de Argentina, Guillermo Oliveri; el miembro de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Mons. Guillermo Karcher.
Durante la Misa, el cardenal argentino subrayó el valor de la celebración de hoy, “ocasión propicia para presentar al Señor el agradecimiento de nuestra patria argentina, de Italia y de la Congregación Salesiana, dado que este hermano nuestro, Artémides Zatti fue elevado a los honores de los altares ayer por el Papa Francisco. ¡Artémides Zatti es santo!”.
Pensando en los fieles presentes en la Iglesia, también observó: “lo sentimos cercano porque su historia, al menos al principio, es similar a la de muchos de nosotros, como lo es también a la de la familia del Papa Francisco y a la mía”.
Luego, entrando en los detalles de la celebración de la Misa con el Rito de Canonización de ayer, anotó algunas “coincidencias admirables que el Señor pone en nuestro camino”, como la circunstancia de que Zatti, inmigrante con su familia en Argentina, fue canonizado junto con el apóstol de los migrantes, San Juan Bautista Scalabrini.
También trazó un paralelismo entre la figura del leproso samaritano curado y agradecido que presenta el Evangelio del XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario y la de Artémides Zatti: “El Papa Francisco habló de Zatti como un santo que es ejemplo vivo de gratitud, esa virtud manifestada por samaritano sanado. Nuestro nuevo santo, una vez curado de la tuberculosis contraída por haber atendido a un salesiano afectado por ella, hizo voto a María Auxiliadora de que si sobrevivía consagraría su vida a los enfermos, y cumplió su promesa hasta el último día de su existencia. (…) Antes de ser una persona que curaba, Zatti se reconocía como una persona curada”.
Siempre sobre Zatti, el cardenal Sandri recordó que “la razón de su existencia era la caridad”, que su objetivo era “ser destinatario del cuidado de Dios, Padre de todos, y convertirse en signo de su luz”, con un testimonio “que fue capaz de desarmar hasta a los más incrédulos”. Por ello resumió su acción como “heroica en la vida cotidiana, de una bondad genuina y contagiosa, sin interés y por tanto fecunda”.
“Si tuviéramos que elegir una imagen simbólica de Zatti –añadió– creo que la más fiel sería la de Zatti con su bicicleta, el vehículo con el que iba a sus necesitados, pobres y ricos, con la bolsa de medicinas en una mano y con el rosario en la otra: por un lado, la ciencia humana con sus descubrimientos para erradicar las enfermedades y por otro, la súplica de un hijo a su Padre para obtener todas las gracias. Aquí está la síntesis de un hombre, un religioso, un santo”.
Al final de la Misa, el padre Campoli entregó a las autoridades presentes algunos obsequios en nombre del Rector Mayor. La biografía “Artémides Zatti, salesiano coadjutor. En bicicleta hacia el cielo”, cuidada por el P. Cameroni; una reliquia ex indumentis; el libro “Don Bosco en Roma”, que ofrece una guía de los lugares en donde estuvo el Santo de la Juventud en la Ciudad Eterna.
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