Jóvenes, ¿qué andan diciendo? – Lucrecia Langhoff

¿Qué signos de esperanza encontrás en estos tiempos?,
¿Qué es lo que te sostiene y motiva a vos y a tu comunidad hoy?

Las ganas de salir al encuentro, de volver a convertir las calles en patios, de reencontrarnos con las sonrisas de cada uno de los niños, aunque sea únicamente llevándoles la merienda, me sostiene y motiva y a la vez nos sostiene y motiva como comunidad.  Es lo que nos llena el alma, lo que nos impulsa, lo que nos anima a hacer hasta lo imposible para verlos felices. Reitero, son tiempos difíciles, pero no podemos hacer a un lado o tapar las realidades, cuando tenemos la posibilidad mínima de revertir la situación. Somos un grupo muy activo, trabajador, y por sobre todo compañero y bueno. Mucha gente nos apoya y está muy pendiente, nos donan comida para la merienda, nos limpian nuestro espacio, nos mandan mensajitos de aliento; son personas que realmente nos animan a seguir, y nos incentivan a no tirar la toalla.

Nos sentimos privilegiados mirando las realidades de otras provincias, y esa es otra causa que nos impulsa a seguir adelante. Somos un grupo conformado en su mayoría por chicos que en el 2021 ya no se encontrarán en el pueblo, y sus ganas de dar todo su tiempo y dedicación a este espacio, es algo que nos llena y nos mantiene despiertos constantemente.

En el tiempo donde la cuarentena era muy rígida en La Pampa, nosotros nos conectábamos por zoom e intentábamos no perder la magia de los encuentros, obviamente con la esperanza de en algún momento, volvernos a encontrar. Luego, cuando todo se flexibilizó un poco más, se nos dio esta hermosa oportunidad de poder acercarnos a eso que tanto nos gusta: los niños. Tuvimos que adaptarnos a esta nueva dinámica, juntar y hacer la comida para repartirles la merienda, y cumplir rígidamente con el protocolo que nos impuso el municipio. Es una oportunidad esperanzadora, con una nueva iniciativa, y que nos anima muchísimo. Es una nueva manera de ver al oratorio, y es una nueva manera de llenar el corazón de los niños.

Personalmente, podría decir que soy una persona muy creyente en Dios y muy creyente en que cada una de las cosas que pasan, tienen su explicación. Considero que este tiempo de pandemia debía ser necesario en algún punto; estábamos haciendo las cosas tan mal como humanos, que Dios nos tapó hasta la boca.  La vida nos pegó un cachetazo, pero esta vez, fue para bien. La tierra necesitaba relajarse de nosotros, y el Coronavirus, fue la única manera por la que pudo optar.

Tengo mucha fe en que, si bien todo esto es algo extraño y novedoso, es algo único y que se puede transformar en una oportunidad.

Lucrecia Langhoff
Misión Salesiana del Oeste Pampeano

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