WE TXIPANTU – “Nunca la noche es tan oscura como para perder las esperanzas de volver a ver el sol”

INTI RAYMI – La Fiesta del Sol.

Cada 21 de junio nuestros pueblos andinos celebran el inicio de un nuevo ciclo, el Inti Raymi, Fiesta del Sol en quechua, que se extiende tres días antes y tres días después del 21, es decir desde el 18 al 24 de junio. También llamado nuestro Willkakuti “el regreso del sol” en aymara. Los ancestros en su práctica milenaria de relación con la naturaleza profundizaron el fenómeno astronómico del Solsticio de Invierno, momento en que el Sol se aleja de la Tierra en la noche más larga del año y en su retorno al amanecer sincroniza el inicio de un nuevo ciclo. Así comprendieron que este es el momento del ciclo vital en el que todo vuelve a empezar.

 

WE TRIPANTUWe: nuevo, salida / Antü: Sol / We Txipantu: significa nueva salida del Sol (solsticio de invierno).

Al igual que otros pueblos originarios del hemisferio Sur, desde diversos territorios mapuches, se viene reivindicando y celebrando el “We Tripantu”, nuevo ciclo de la naturaleza. El solsticio de invierno que los antigüos y antigüas mapuches observaron hace miles de años y que hoy, seguimos celebrando en hermandad con la naturaleza. Los mapuches dicen “kiñe txekan alka amuletuay ta antü ka kiñe txekan alka ta wiñoletuay ta pun” es decir, “el sol retorna al ritmo de un paso de gallo cada día, mientras que la noche se aleja con el mismo tranco”. Se festeja este nuevo comienzo, nos unimos al nuevo pálpito de la naturaleza que nos recuerda que somos parte de este todo, junto a los animales, a las plantas, a las aguas, a las piedras y a tanto más. ¡Bienvenido nuevo ciclo!”

Pero podríamos preguntarnos desde una lógica muy científico-occidental, ¿por qué choca o hace ruido el we tripantu que celebra el inicio del invierno? No se comprende bien, por qué se festeja si el nuevo ciclo de vida… pero en realidad la vida, se ve recién en primavera…cuando ya pasa el frío…cuando todo renace y florece.

  • El otro día un joven maduro mapuche en el patio frente a su casa mostró su “jardín” en donde todas las plantas no tenían una hoja. De lejos en realidad parecía todo seco y sin vida. Se le hizo notar esta mirada cosificante pero el joven mapuche hizo aproximarse a las plantas y fue mostrando los brotes pequeñísimos, casi imperceptibles, y exclamó con serena certeza y humilde sabiduría: –“ya comenzó el invierno – ya comenzó la vida”-.

Es que el año nuevo mapuche, que se celebra en la noche más larga del año, quiere decir que ni las tinieblas ni la muerte pueden vencer la luz… a la madruga y al amanecer el sol “Antu” vence a la oscuridad. Y empieza el maravilloso proceso de la vida como una explosión inicial. Por eso nunca la noche es tan oscura como para perder las esperanzas de volver a ver el sol. Y eso se celebra como un nuevo año, un nuevo inicio. Por lo tanto el invierno no es signo de muerte y de no-vida sino que es el momento en que empieza la vida de nuevo pero desde adentro (no se ve pero hay vida y se siente)… la primavera solo mostrará lo que se inició al empezar el invierno “el triunfo de la vida”.

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