“Valorar tiempos, considerar lenguajes, graduar intensidades…”

El fin de semana del 4 y 5 de noviembre, el equipo del retiro de jóvenes que se realiza en Junín de los Andes realizó su propia experiencia de retiro-convivencia. El encuentro fue en la Casa Salesiana de Uribelarrea, que los recibió con la calidez y generosidad habituales, expresada en signos tan sensibles como  la disponibilidad de los espacios, la comida casera (cabe hacer especial mención del Tiramisú hecho por las manos de Cristina, Directora de la Casa) y hasta un detalle para cada uno preparado por las alumnas de la guardia de ese día.

Una integrante del Equipo, relató para donboscosur: “La experiencia de dejarnos atravesar por los mismas preguntas, actividades y temáticas  que vamos a proponer a nuestros jóvenes es de una enorme riqueza en todos los sentidos: —en lo práctico, porque nos permite poner en marcha una propuesta que fue pensada con cuidado, pero en el papel (mejor dicho, en la pantalla) y que al transitarla nos da la oportunidad de valorar tiempos, considerar  lenguajes, graduar intensidades… —en la vivencia de grupo, porque es una experiencia de fraternidad y conocimiento mutuo que fortalece la unidad y nos permite ir a los jóvenes ya no solo como un ‘Equipo’ sino, sobre todo, como una comunidad de animadores lo cual es casi fundamental, ya que la del retiro de Junín es una experiencia con una fuerte impronta comunitaria… —personal, porque nos exige encontrar las significaciones profundas de nuestra fe y sus implicancias en la Vida concreta de cada día”.

La experiencia de febrero 2024 lleva el lema VolVer al Barro. “Será una invitación a ganar transparencia en la mirada para que podamos vernos con más Verdad, porque es esa mirada la que nos conecta con el Dios de la Vida que habita en nosotros y nos propone cada día  vivir en plenitud”, declaró.

De los días compartidos resaltan el haber dispuesto de tiempo para compartir con una profundidad que no siempre encuentra lugar en las agendas, el compromiso con que cada uno preparó para el resto lo que tenía que animar y la vivencia común de que —además de un hermoso campo en el que vivir la misión— este espacio es un Patio en el que jugar(se) y compartir la Vida abundante que Dios regala.

Todo el Equipo espera con ansias que llegue febrero, y que sean muchos los jóvenes que desde cada punta de la Argentina Sur se acerquen a vivir esta experiencia intensa y vivificante.

La mesa está casi puesta; ¡hay lugar para tod@s!

 

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