“Ser salesiano consagrado significa ser un gran buscador de Dios”

“Desde muy chico los salesianos se vinculaban con los que participábamos en los grupos juveniles” dice el posnovicio Juan Cruz Valenzuela, refiriéndose a una de las experiencias que a él lo llevó a optar por la vida religiosa.

Con 24 años de edad, y oriundo de la Casa Salesiana de Bernal –participaba del grupo juvenil Jornadas y del Oratorio Monte-Lujan–, durante este tiempo de verano, fue a Zapala a misionar junto con la comunidad de esta presencia salesiana.

 

¿Qué significa para vos ser Salesiano de Don Bosco?

Ser Salesiano de Don Bosco es ser un seguidor de Jesús al estilo de Don Bosco. Significa ser una persona comprometida con la realidad de los jóvenes, especialmente los que más sufren. Un compromiso radical que me lleva a entregar toda mi vida y mis energías exclusivamente a los jóvenes, viviendo y trabajando en comunidades que le dan sentido a esta misión. Por sobre todo, desde mi experiencia, ser salesiano consagrado significa ser un gran buscador de Dios. Esto no quiere decir que sepa buscarlo o que tenga todas las herramientas para hacerlo, sino que esta respuesta vocacional al llamado y a la invitación que Dios me hace, implica vincularse y revincularse con este Dios del amor que me convoca a ser partícipe del Reino y de su propuesta del Evangelio.

 

¿Cómo se despertó en vos este interés por la vida religiosa?

El lugar donde se despertó este interés fue en los grupos juveniles de la Casa Salesiana de Bernal. La Comunidad Jornadista del Encuentro, más conocida como Jornadas, el oratorio… Desde muy chico los teólogos y salesianos se vinculaban con los que participábamos en los grupos. A pesar de que yo aún era chico, eso fue haciendo lo suyo, sin duda.

Sin embargo, lo que más me empujó hacia la vida religiosa fue el trabajo con los chicos del oratorio: acompañar la vida de ellos, algunas situaciones problemáticas donde te implicabas con las familias, la presencia que teníamos en el barrio como animadores, el vínculo con las familias y los chicos. Todo eso hizo un combo que se sumó a la pregunta que tenía cuando estaba terminando la escuela secundaria: “¿y ahora, que hago de mi vida?”. Yo creo que la respuesta estaba en el patio, en el oratorio, era lo único que me llenaba. Eso me ayudó a darme cuenta de que la vida consagrada me hacía feliz, me hacía pleno.

 

¿Qué estás haciendo en Neuquén?

La experiencia de Neuquén fue acompañar las propuestas pastorales de la Casa Salesiana de Zapala. Aquí, enero es el mes dedicado a la misión, tanto del campo como con las comunidades mapuches y en la ciudad de Zapala, también. Lo que hicimos en la misión fue visitar las casas, matear con la gente, compartir la vida, rezar, compartir la Palabra de Jesús y su Buena Noticia, hacer oratorio, catequesis y también tiempos de comunidad donde el grupo misionero iba creando y fortaleciendo vínculos a partir de la experiencia de misionar. También visitamos los lugares de “veranada” en donde la gente del campo traslada a sus animales durante el verano para que puedan pastar y engordar ya que en invierno la vida se hace muy difícil tanto para la gente como para sus animales. Fue una experiencia de mucho recorrido, mucho andar y también de mucha comunidad y oración. La misión es el resultado del acompañamiento que se va haciendo a las comunidades durante el año y también es un tiempo especial para poder fortalecer a las comunidades del lugar, sus vínculos y su sentido de pertenencia para con la capilla y los lugares de encuentro de oración.

El oratorio con las chicas y los chicos de cada comunidad fue lo característico de la misión. A través de juegos, canciones, dinámicas y catequesis se fueron consolidando los días de oratorio y los tiempos de encuentro con Dios que fueron disfrutando.

 

¿Cuáles son tus motivaciones como consagrado?

Creo que mi motivación y deseo es que podamos llegar a aquellos jóvenes que necesitan de esa presencia amiga, cercana, que escucha y abraza la vida como viene. Digo “podamos” porque entiendo que esta tarea es siempre mejor si se hace desde una dimensión comunitaria. Bueno… sin duda alguna, esto también me va acercando a la presencia de Dios Amor y Misericordia que elige estar del lado de los más desfavorecidos. Yo creo que estos encuentros forjan unos vínculos que me plenifican, me hacen feliz. Entregar mi vida de esta manera le va dando sentido a mi vida como consagrado.

1 Comment

  1. Omar Ricardo Buzzi

    Realmente es de no creer que ante tantas tentaciones absurdas que te ofrece el mundo, haya chicos con mentalidad de grandes y dediquen su tiempo a jóvenes que no saben cual es el rumbo.
    Me enorgullece las acciones de estos “chicos”, con corazón humilde y benefactor !!!

    Reply

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Share This