Comenzaremos esa semblanza con algunos datos referidos por el mismo monseñor Leaden en su autobiografía: “Nací en Buenos Aires el 20 de julio de 1913 en una tradicional familia irlandesa de honda vocación religiosa. Mis padres eran Patricio José y Brígida Ussher. Los hermanos de mi madre alcanzaron relevancia eclesiástica: monseñor Santiago M. Ussher, el salesiano padre Tomás Ussher y las Hijas de María Auxiliadora: sor María Juana –que por 30 años ejerció su apostolado en las Islas Malvinas–, Catalina y Ana Ussher.
“Tuve siete hermanos, entre los cuales, Alfredo, fue sacerdote y provincial de la Sociedad del Apostolado Católico (Padres Palotinos) que en tiempos difíciles junto con tres miembros de su Congregación en la parroquia San Patricio, de Belgrano, llegaron a dar la vida por su compromiso profético en 1976.
“Fui bautizado en la parroquia San Carlos Borromeo de Buenos Aires, el 2 de agosto de 1913. Hice la primera comunión en la iglesia de Jesús Sacramentado (Av. Corrientes 4441) de la misma ciudad, el 25 de diciembre de 1920.
“Mi vocación religiosa despertó en el Colegio Pío IX, en donde cursé mis primeros estudios. Ingresé al Aspirantado de Bernal en 1928. Allí hice el noviciado con la primera profesión de salesianos que fue el 26 de enero de 1932 y luego culminé mis estudios del Magisterio. En 1935 hice el trienio en el Colegio Domingo Savio, de Santa Rosa (La Pampa) y el 29 de enero de 1938 mi Profesión Perpetua en Bernal. Realicé los estudios de Teología en el Instituto Villada (Córdoba) y fui ordenado presbítero por monseñor Fermín Emilio Lafitte, arzobispo de Córdoba, el 23 de noviembre de 1941”.
La cronología de su apostolado
- “Por ocho años fui profesor y catequista en los colegios Don Bosco y San Francisco de Sales, de Buenos Aires.”
- “Me desempeñé como director de los colegios San Antonio (México 4050), San Francisco de Sales (Hipólito Yrigoyen 3900) y Santa Catalina (Piedras 1527) de Capital Federal.”
- “El Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Antonio Caggiano, me nombró párroco de San Carlos Borromeo (Basílica María Auxiliadora).”
- “El Cardenal Caggiano me designó miembro de la Comisión Arquidiocesana de Liturgia.”
- “El Arzobispo coadjutor, monseñor Juan Carlos Aramburu, me nombró Vicario Episcopal de la Zona de Belgrano.”
- “El 28 de mayo de 1975, el Papa Pablo VI me eligió Obispo titular de Theudalis y auxiliar de Buenos Aires. El 8 de agosto de 1975 fui consagrado Obispo en la Catedral de Buenos Aires por monseñor Juan Carlos Aramburu, Y co-consagrantes los Obispos Miguel Raspanti, de Morón, y Miguel Alemán, de Río Gallegos.”
Más allá de la investidura episcopal
Monseñor Leaden fue vicario episcopal de la zona Belgrano de la Arquidiócesis de Buenos Aires durante 22 años. En 1988, al cumplir 75 años de edad y de acuerdo con la normativa canónica que así lo indica, presentó su renuncia al oficio de auxiliar de la Arquidiócesis porteña, renuncia que Juan Pablo II le aceptó cuatro años después, el 10 de abril de 1992. Desde esa fecha residía en la comunidad salesiana de Almagro (Don Bosco 4002, Buenos Aires), donde por un tiempo prolongado siguió dedicado a tareas pastorales. Pese a sus altos años nunca dejó de celebrar su misa diaria, a veces solo y otras con la asistencia de amigos.
También continuó siendo presidente de la Asociación Eclesiástica de San Pedro (Mutual del Clero) que presidió y animó por muchos años, hasta que fue elegido su reemplazante.
Monseñor Leaden fue también asesor nacional de la Confederación de Uniones de Padres de Familia de los Colegios Católicos (CUPFRA) y asesor arquidiocesano de la Acción Católica Argentina, entre otros cargos pastorales.
El sábado 20 de julio del 2013, monseñor Guillermo cumplió 100 años de vida. Fue el obispo de mayor edad del episcopado argentino y tal vez el primer obispo argentino que alcanzó esa edad. Lo celebró con una Eucaristía de acción de gracias, en la basílica de María Auxiliadora. Así decía la invitación a esta ceremonia: “La placidez de su temperamento, iluminado por una suave y cautivante sonrisa, y su delicada actividad de consejero paternal para cuantos se acercaron a él en busca de paz y sosiego para sus almas, lo convirtieron en un bondadoso y amable patriarca, que el próximo sábado 20, al cumplir sus frescos 100 años y en plena lucidez, recibirá los calurosos saludos de cuantos fueron testigos de su virtuosa vida al servicio de la Iglesia, de su congregación salesiana y del Pueblo de Dios”.
El hombre y el sacerdote
Actitud humana, cristiana y sacerdotal de un hombre íntegro.
El 20 de julio de 1988, en la misa de los 75 años de vida de monseñor Leaden, celebrada en la parroquia San Martín de Porres, de Buenos Aires, la homilía fue pronunciada por su secretario particular en la Vicaría de Belgrano, monseñor Gustavo Enrique Podestá, quien, entre otros conceptos dijo: “El ministerio sacerdotal excede a la persona que la ejerce, y aun el más indigno y pecador e ignorante sacerdote puede efectuar, lo mismo, actos sobrenaturalmente eficaces en orden a la santificación de los fieles. Pero también es cierto que la plena trasparencia del signo sacerdotal, sólo se da, en aquellos que más allá del ‘sello’ de su ordenación y de los gestos rituales, se identifican con Cristo en el amor, acompañan su oficio con su ejemplo y con su palabra docente de sabiduría bebida en estudio y oración”.
“Y, cuando esa identificación, ese testimonio y esa sabiduría no es el vano impulso de un día –continuó monseñor Podestá–, el relumbrón piadoso del neopresbítero, las palabras nuevas aprendidas en el seminario, la pose o el fogonazo del ímpetu pasajero, sino la actitud humana, cristiana y sacerdotal, serena, prolongada en el tiempo, perseverante, salesiana, añeja, eficaz en el llano y en el gobierno, como estudiante y como novicio, de director y de párroco, de sacerdote y obispo, de médico de almas y de asesor de instituciones, estamos hablando, entonces, del buen pan y del cáliz brillante que hace a la dignidad de la Eucaristía, del agua limpia que hace al significado del Bautismo, de la pulcritud del templo que hace al decoro de los sacramentos, del hombre íntegro que hace a la prez del sacerdocio”.
“Hombre de fe”
Monseñor Enrique Eguía Seguí, en la homilía de la misa por el festejo de sus 100 años, en la parroquia de San Carlos, dice: “La fe sostiene en el recuerdo de un amor tan grande de Dios, que nos llama a ser sus hijos. También se sostiene en la confianza, no se puede dudar de su amor. La fe, está segura de que Dios no nos abandona y cumplirá sus promesas, aunque nos haga esperar. Monseños Guillermo es un hombre de fe, si hoy damos gracias por 100 años de vida, en realidad, damos gracias por poder contemplar, aprender y entender lo que es la fe, contemplando su fidelidad”.
“Pero la fe de Monseñor Guillermo –asegura Eguía Seguí–, no era sólo la fe dogmática que nos hace creer y asentir con seguridad y firmeza, aun cundo no tengamos evidencia, sino la virtud de la fe, practicada como la fe del campesino, que celebra la Eucaristía diaria, la Liturgia de las Horas, el Rosario, compartiendo muchas veces con su familia y sus amigos que lo quieren. Como María, eligió la mejor parte, que no le sería quitada. Por lo demás, su rostro sereno, alegre, confiado, es su mejor testimonio de fe vivida”.
La pascua de monseñor Leaden
Monseñor Guillermo Leaden nació el 20 de julio de 2013 en Buenos Aires, y falleció en esa misma ciudad el 14 de julio de 2014. Tenía 100 años de edad, 82 años de profesión religiosa, 72 años de sacerdote, 38 años como obispo. Fue Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires durante 16 años. Falleció a los pocos días de cumplir 101 años.
Buenas noches. Gracias a comentarios de una persona de la familia, que menciona esta página referente a Mons. Guillermo Leaden, es que tengo el agrado de leer y actualizar mis conocimentos de él.
Tío Guillermo, que es como nos referimos siempre a él, era hermano de mi madre María Inés.
Al yo compartir, en distintos momentos, vivir con mi abuela Brigida en la calle Princonocedrloun gles 856, tuve la oportunidad de conocerlo un poco mas cuando el la visitaba, y en las reuniones familiares. Tenía un caracter muy alegre y no perdia oportunidad de hacernos bromas a todos los que eramos sus muchos sobrinos.
Gracias !!!
Sylvia Ballesty – Residente en la Provincia de Jujuy