Queridos amigos y queridas amigas:
Las narraciones de los evangelios sobre el misterio de la muerte y resurrección de Jesús cargan de sentido la existencia humana y el misterio de su fragilidad. Por momentos de forma dramática, la muerte, el pecado, la iniquidad parecen apoderarse de la historia. Y las palabras del salmo 22 puesta en boca de Jesús en la cruz “Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado” parecen resumir esa experiencia oscura de los hombres frente al mal y a su vez asumir el grito de todas las víctimas de la historia.
Pero el anuncio de las mujeres en la serena y luminosa mañana del primer día de la semana, rompen esta oscuridad y abren un nuevo horizonte. Dios es el Dios de las víctimas. Dios es garante de la vida. Jesucristo ha vencido la muerte.
Así la fe es una esperanza. Capaz de sostener la vida frente a cualquier oscuridad. Más fuerte que el pecado, que el mal en todas sus formas, más fuerte que la fuerza de los violentos.
A cada uno de mis hermanos salesianos, a cada laico comprometido y laica comprometida con los sueños de Don Bosco, y especialmente a cada joven, les deseo de corazón que sean testigos de esta esperanza. Especialmente en estos tiempos en que sentimos tan fuerte la fragilidad de la experiencia humana. Que la Pascua les regale la certeza de que Dios está comprometido con la vida.
Felices Pascuas de Resurrección.
P. Darío Perera
Inspector
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