“Luz que enciende nuestro andar”

Tres años casi exactos habían pasado desde el cierre del retiro anterior. Ninguno de los que estuvimos allí imaginó aquel día que iba a pasar tanto tiempo hasta que pudiéramos volver a encontrarnos.

El intervalo se hizo largo pero valió la pena. Fue un tiempo de mantener el candil encendido, procurando que el aceite no se agotara para que la mecha permaneciera impregnada y vital. Fue el tiempo de tratar de mantener el corazón sensible a lo que en cada Casa íbamos escuchando de los pibes y pibas para ir rezando sus búsquedas, sus interrogantes y sus esperanzas.

Alimentada en la penumbra de los tres años anteriores, la pequeña lucecita alcanzó y sobró para encender el espíritu de todos los que el miércoles 1 de febrero nos encontramos en el playón de la Casa Salesiana de Junín de los Andes. Entre mates, tortas fritas, cancioneros y termos de todos los formatos, las remeras de distintos colores nos iban contando el lugar de procedencia de muchos, mientras los abrazos y los gritos de alegría daban cuenta de la necesidad enorme que teníamos todos de volver a vernos.

A lo largo de los cuatro días que duró el encuentro, los y las jóvenes –y quienes los y las acompañamos– fueron cuestionando algunas certezas, haciendo lugar a esas preguntas que a veces resulta difícil encarar. ¿Creo en Dios? ¿Cómo es? ¿Cómo puede ser que siendo Padre no evite el sufrimiento de sus hijos? ¿Somos sus juguetes? ¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas? ¿Es lo mismo cumplir o no con lo que Dios pide?¿Qué tiene que ver Dios con mis problemas de trabajo, de pareja, de identidad? ¿Cómo puede ayudarme con la elección de carrera, con mis decisiones personales, con mis interrogantes existenciales? ¿Cuál es la razón de nuestra esperanza? ¿Y la Iglesia? ¿Y los curas? ¿Qué necesita mi corazón? ¿Dónde ir a buscarlo?

Por ahí anduvimos estos días, juntando razones de peso para seguir “clavando el remo en el agua”, convocados por esa Luz que desde “el otro lado del río” nos invita a seguir remando. En el proceso pudimos valorar la importancia de no desesperar durante  los “12 segundos de oscuridad” porque son los que nos permiten resignificar y dar nuevo sentido a lo que vemos cuando el haz de luz nos regala su claridad. Celebramos la tibieza del sol en la espalda y reconocimos las sombras que proyectamos y que muchas veces elegimos esconder a cualquier precio.

Hicimos la experiencia de animarnos a una fe más madura, desarmando las imágenes aparentemente seguras de un dios negociador y garantista para lanzarnos confiados en los brazos del Dios de la Vida, que se hace presente de formas misteriosas e inesperadas, que nos regala la libertad de cada día y nos invita a correr el riesgo del Amor con mayúsculas, y a vivir el vértigo de la incertidumbre sostenidos en su promesa: “yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos”.

Fueron muchos los signos de que Dios está entre nosotros derramando su bondad, pero uno fue especialmente significativo: entre los jóvenes que participaron del encuentro estaban Leo y Braian, novicios de nuestra Inspectoría, quienes en la Misa de cierre  manifestaron su deseo de abrazar  con fuerza la Propuesta de Jesús haciendo su profesión religiosa como Salesianos de Don Bosco.

El retiro de Junín de los Andes 2023 terminó, pero la Fiesta del Reino sigue y siguen sus repercusiones:

“Jesús, (el uno y los otros): sé que siempre caminas a mi lado. Ayudame a reconocerte rápido, todos los días, todo el tiempo en lo cotidiano. Es decir que no estoy sola, ni siquiera en mis 12 segundos de oscuridad ” (del IG de Lucila Mignolet).

“Gracias retiro de Junín, gracias comunidad 2 y gracias Vía Christi por ayudarme a reencontrar ese sentimiento que viví en aquel 2014 que me encontré con vos por primera vez. Hoy creo en el Dios de lo cotidiano, del encuentro, del sentirse hermano. (del IG de Tomás Cuello Uria).

“Gracias por ayudarme a acercarme un poquito más a Jesús y a nuestro carisma tan hermoso.”(mensaje de un participante al Equipo).

Cuando todo era nada… Él era el Principio y de la noche hizo Luz…” (Vox Dei)

Así lo escuchamos al iniciar el retiro, así lo sentimos y lo celebramos: Dios es la Luz que parte al medio la oscuridad. Es el Verbo, el Hágase. Es la Luz que habilita la Vida, la decisión de hacer la diferencia, el imperativo que perfora las tinieblas. Él habita entre nosotros, en nosotros, y desde el centro de cada corazón y de cada comunidad nos invita a decir con Él: Hágase. Que sea la Vida!

Equipo organizador del Retiro de Jóvenes de Junín de los Andes

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