(Revista Ciudad Nueva) La pelota oficial del próximo Mundial se llama Al Rihla (que significa “el viaje”). Se inspira en la cultura, arquitectura, embarcaciones y bandera de Qatar. Con ella comienza todo. Cada toque se convierte en una nueva historia, en un nuevo viaje de sueños, desafíos y posibilidades. Al Rihla es la posibilidad de emprender cambios reales y tangibles. Al Rihla me llevó a pensar en vos, niño o niña, joven, que corre tras una pelota en el campo de juego y sueña con algún día tener un lugar en primera, ser como él o como ella… Y pienso en vos que, como yo, tan solo podemos disfrutar desde los tablones o tomando un mate o una cerveza frente a la pantalla, esperando saltar, gritar y estrecharnos en un fuerte abrazo de gol cuando el impulso de la patada conecta con el viento, el equipo, el cuerpo técnico y la hinchada. Y así, ser capaz de convertir permitiendo sumar puntos, soñando ganar el partido, soñando llegar a la final y llevarnos la copa.
Al Rihla, en su viaje, posee aire propio e interior, pero también es sensible al aire exterior, esta es su principal característica. Y en este Al Rihla, en este viaje, me transporto al Rúaj (que en hebreo significa tanto “viento” como “espíritu”). El Rúaj que aleteaba sobre las aguas cuando aún no existía nada y que la Biblia lo identifica como el “aliento de Dios” (Gen 1, 2, ¡vaya hinchada!). Es el mismo Rúaj que anida en vos y en mí desde que comenzamos el gran viaje de la vida; que sigue aleteando sobre las aguas de tu corazón. Para un buen viaje, el aire interior de Al Rihla deberá vencer al aire exterior o hacerse su amigo, y solo así podrá permitir un apretado abrazo de gol.
En tu Al Rihla interior hay un Rúaj que te hace sensible para soportar la máxima velocidad del partido de la vida, para soñar a lo grande y salir triunfante asumiendo los desafíos, para producir cambios reales interiores y exteriores en vos y en tu equipo, porque juegan juntos el partido de la vida. Tendrás que estar atento a los aires exteriores; a veces serán tormentas y otras, suaves brisas.
Con Al Rihla comienza todo. Pero para ello tendrás que saber concentrar vos y tu equipo. Nuestro equipo. Concentración de cuerpo, mente y espíritu, logrando el equilibrio necesario para hacer el gol de la historia y continuar soñando, asumiendo desafíos, arriesgando posibilidades, hasta jugar la final. Eso sí, es importante recordar que “el buen atleta no gana el premio si no compite de acuerdo al reglamento” (2 Tim 2, 5). Solo así podrás decir: “He peleado el buen combate, he terminado la carrera, he mantenido la fe. Solo me espera la corona de la victoria” (2 Tim 4, 7-8). A buen entendedor, pocas palabras. Dale. Juguemos, viajemos, soñemos… ¿te animás a hacerlo juntos? ¡Y entonces, sí! ¡A ganar el Mundial! ¡El mundial de la vida!
Juan Francisco Tomás, sdb
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