Hacia la Jornada Misionera Mundial: el Consejero General para las Misiones nos da una clave

En el año del coronavirus, también la tradicional cita del Envío Misionero Salesiano tuvo que ser necesariamente postergada a una fecha a determinarse. Entretanto la misión no se detiene, porque cada salesiano, cada religioso, cada bautizado está en realidad llamado a ser misionero. En este mes de octubre, mes misionero, el día 11 dedicado a las Misiones Salesianas, el Consejero General encargado de animar el sector de las misiones y de la Congregación, el padre Alfred Maravilla, ofrece un aporte sobre el tema.

Octubre es para la Iglesia el mes misionero. Su momento culminante es la celebración de la Jornada Misionera Mundial, que cae en el penúltimo domingo de octubre, este año el día 18; fue instituida por el Papa Pio XI en 1926, por solicitud de la Sociedad de Propaganda Fide. A través del mensaje anual del Papa, la Jornada Misionera Mundial nos recuerda que la Iglesia es misionera por su misma naturaleza. Por lo tanto cada miembro de la Iglesia está llamado a compartir la responsabilidad de la misión ad gentes, o sea compartir el don de la fe con aquellos que aún no la han recibido.

Si es preparada con atención y vivida con verdadero fervor, la Jornada Misionera se vuelve una ocasión preciosa para formar creyentes conscientes de la misión. A través de iniciativas organizadas de animación misionera, cada católico está invitado a participar activamente en la misión de la Iglesia, especialmente a través de la oración y ofreciendo los sacrificios que nos llegan a nuestra vida, debido a enfermedades o simplemente en las adversidades cotidianas. A la oración y a los sacrificios -y nunca aislados de esos- se conecta la solidaridad por las necesidades materiales y económicas de las actividades misioneras de la Iglesia. Los papas Pío XI, Juan XXIII y Juan Pablo II, habían establecido sabiamente que todas las ofertas recogidas en este día fueran enteramente destinadas a las necesidades de las misiones de la Iglesia ad gentes. De hecho, los sacrificios económicos de los fieles “son indispensables para construir la Iglesia y dar testimonio de la caridad”, pero “la generosidad en el dar va siempre iluminada e inspirada por la fe” (Redemptoris Missio, 81).

Empeñándose en diversos modos en las actividades misioneras de la Iglesia, la fe de cada creyente crece, se refuerza y se revitaliza con “nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones” (Redemptoris Missio, 2). Que cada “Jornada Misionera” sea la ocasión para movilizar a todos los miembros de nuestras comunidades educativo-pastorales a promover la oración, el sacrificio y la solidaridad en favor de las misiones: aquellas que se encuentran en lugares de profunda tradición cristiana y las que apenas han recibido la fe, aquellas con recursos suficientes y aquellas que sufren la pobreza, las que se desarrollan libremente junto a aquellas que sufren persecuciones.

Preguntas para reflexionar y compartir:

¿Cómo puedo yo mismo promover la conciencia misionera a través de la Jornada Misionera Mundial?

¿Cómo podemos movilizar las comunidades educativo-pastorales para promover la oración y la solidaridad por las misiones?

Fuente: infoans.org

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