P. Francisco Melo: “Su vida en nuestros pueblos del Oeste Pampeano fue siembra del Evangelio de la mano de Don Bosco”

Francisco Melo nació en Córdoba el 3 de febrero de 1926 y murió en la misma ciudad el 27 de febrero de 2020. Sus padres fueron Francisco y Eva Bidi. Hizo el noviciado en Los Cóndores, Córdoba, en 1945 y, al año siguiente, realizó su primera profesión el 31 de enero de 1946. La filosofía la realizó en Fortín Mercedes y el tirocinio práctico, en Victorica, La Pampa. Hizo el Teologado en el Instituto Villada y fue ordenado sacerdote en Córdoba el 20 de noviembre de 1955.

Una vez sacerdote regresó a Victorica donde fue maestro, profesor de matemática y de educación física y conjuntamente atendía las capillas de localidades pampeanas vecinas como Luan Toro, Telén, Carro Quemado, Santa Isabel, Escuelas Hogares de las zonas, 25 de Mayo. La intendencia municipal de Victorica lo declaró “Ciudadano Ilustre”, al cumplir los 60 años de sacerdote, el 16 de diciembre de 2015. Desde 2016 transcurrió sus últimos años de vida en la comunidad de la Casa de Salud Artémides Zatti en Córdoba.

¿Francisco Melo?

En el Oeste pampeano, todos lo conocen y preguntan “¿Cuándo va a venir el Padre Melo?”. Este hombre de 84 años, camina esta zona desde 1951, siempre al servicio de hombres, mujeres y niños, que catequizó, bautizó y casó y que aun hoy encuentran en él, un verdadero hombre de Dios y de la historia pampeana. En el oeste pampeano, las rutas que hace 30 años, eran sólo huellas, lo vieron pasar cientos de veces. Hablar en el oeste de este hombre, en todo el radio de 340 km, que abarca la Parroquia de La Merced, es escuchar cientos de historias de vidas, que nacieron y crecieron en el Oeste de La Pampa. (Cfr. Boletín Salesiano, 2010. “Un prócer en el Oeste Pampeano”).

Se mantuvo en el Oeste Pampeano desde 1949 hasta el 2015.

El autorrelato de su vida

Yo salí de mi casa para comenzar el aspirantado, el 9 de julio de 1931. Ese día me dejaron en el Instituto Villada de Córdoba. De allí en tren hasta Colonia Vignaud, donde estuve hasta enero de 1945, en que comencé el noviciado en Los Cóndores. Después en Fortín Mercedes y en Villada, para la teología. En 1955 me ordenaron sacerdote y al año siguiente, me instalé aquí en Victorica. Anduve un poco por todos lados. En Telén, 10 años, en 25 de Mayo, 5, pero después me devolvieron y aquí estamos. Victorica tiene 128 años y ha cambiado mucho desde que yo estuve, con el asunto de las comunicaciones con Buenos Aires. Se construyeron rutas y con el asfalto entró lo malo también. Aquí cuando vine por primera vez en 1949, podías dejar cualquier cosa en la calle y nadie te lo iba a tocar, a no ser que estorbara.

Recuerdo de las misiones en La Pampa

Con tantos años recorriendo La Pampa, como hacían los misioneros de aquella época, el P. Melo conoció a todos los grandes misioneros. El P. Buodo, por cierto, el P. Valla, con el que convivió más de cerca y el P. Durando, que fue el sucesor del P. Buodo. De este último tiene un recuerdo imperdible: “El P. Durando –cuenta Melo–, fue uno de los misioneros que duró más tiempo. Vino de Italia y estuvo como 40 años entre una cosa y otra. Yo compartí con él tres años. Una vez, un hermano coadjutor lo estaba llevando al pueblo en un Ford T y tuvieron un accidente muy grande en la ruta. La gente socorrió a los del accidente, pero a él lo vieron al lado del radiador que chorreaba agua, en un charco y lo dieron por muerto. Después al verlo moverse vieron que estaba vivo y lo llevaron a General Pico y, después, a Buenos Aires para atenderlo. Se recuperó y vivió más de 30 años.

Pocas obediencias recibidas

Es natural, que habiendo estado como misionero tantos años en La Pampa, el Padre Melo haya recibido pocas cartas de obediencia durante su vida. El “Cura Pancho”, como muchos lo conocían, tenía su residencia en Victorica, pero realizaba su apostolado en Luan Toro, Telén, Carro Quemado, Santa Isabel, Algarrobo del Águila, La Humada, Árbol Solo, Jagüel del Monte, Las Pastoril y en todo el oeste rural de La Pampa. El P. Celso Valla, considerado como el “evangelizador del oeste pampeano”, fue quien lo recomendó para seguir su obra en esa región. Fue precisamente Mons. Agustín Radrizzani, cuando era Inspector de La Plata, el que le dio carta de obediencia para Victorica, “sin dejar lo que hacías hasta ahora en Telén”, le dice en carta de enero de 1983. De todos modos, lo anima a ponerse bien de acuerdo con el director, el P. Valla, para delimitar bien con él las respectivas zonas de influencia: al P. Valla le correspondía el sur y al P. Melo, el norte.

Ciudadano ilustre

La Municipalidad de Victorica lo nombró “Ciudadano Ilustre”, en 2015, estando él ya en la Casa de Salud de Córdoba. En los considerandos de la resolución, el intendente Hugo Kenny, recuerda los antecedentes biográficos del padre Melo y añade: “‘El Cura Gaucho’ fue además de Cura, maestro de matemáticas y educación física y además atendía las capillas de las localidades vecinas, llegando hasta 25 de Mayo, con su mensaje de religiosidad. Por esta razón, el Departamento Ejecutivo Municipal, le brinda este homenaje, por su extensa y plena entrega a su apostolado sacerdotal”.

“Pronto estaré en el cielo”

Sus últimos años los trascurrió en la Casa de Salud Artémides Zatti de Córdoba. Juan Álvarez, un vecino de Victorica, viajó a Córdoba en septiembre de 2019 para visitarlo. Cuenta que el P. Melo le dijo: “pronto estaré en el cielo, con todos aquellos que partieron antes de mí”. Subió entonces un posteo a su cuenta de Facebook, en la que decía: “El Padre Melo, está en un hermoso lugar, cálido y con gente muy buena que lo cuida junto a otros ancianos en la iglesia Zatti de Córdoba. El fin de semana fui a visitarlo. Su edad avanzada ha deteriorado su salud, pero ahí está firme como el caldén, en ocasiones recuerda su peregrinar por los caminos y mandó saludos a nuestra gente”.

Esta fue su despedida de su querido Oeste pampeano.

El final

El 27 de febrero del 2020, el obispo de Santa Rosa, Mons. Raúl Martín, informaba a la comunidad, la muerte del P. Melo. “Su vida en nuestros pueblos del Oeste Pampeano fue siembra del Evangelio de la mano de Don Bosco y se hizo ejemplo de fidelidad al Señor, con un profundo amor a la Virgen María. Damos gracias al Señor por su vida y tanto bien que hizo entre nosotros. Nuestro cariño hecho oración, para el Padre Francisco y en él, a toda la Familia Salesiana”.

El P. Francisco Melo falleció en Córdoba el 27 de febrero de 2020 a los 94 años de edad, 74 años de profesión religiosa y 64 de sacerdote.

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