Discapacidad y nivel superior: un camino a transitar

Por Lic. Prof. Mariano Martínez
Del equipo docente del Instituto Superior de Estudios Salesianos (ISES)
de Río Grande

La transformación educativa trajo aparejada una multiplicidad de puertas que se abrieron y, aun lo siguen haciendo. Es conocido para todos que el nivel superior tiene sus marcos normativos y un modo que, con el paso de los años, fue moviéndose del modelo tradicional; ampliando sus posibilidades, tanto en el ingreso y acceso, como en el sostenimiento de las trayectorias para los estudiantes con algún tipo de discapacidad física o motora, sensorial e intelectual.

El acceso, ingreso, permanencia, hacen que la diversidad dentro de nuestros institutos de profesorado sea un hecho. Muchas de las preguntas que nos hacemos tiene que ver con el ¿qué pasa con estas trayectorias?, ¿debemos pensar en la diversificación del curriculum?, ¿es posible en el nivel superior el recorte de contenidos o las flexibilizaciones en los contenidos, siendo éste un nivel no obligatorio?, ¿cómo llevo a delante la evaluación?, ¿tengo que pensar en trayectorias diversificadas, cuando en realidad debo llegar con el programa para la regularidad, acreditación y aprobación del espacio cursado?, ¿cómo planifico una propuesta para todos? Y seguramente, muchas preguntas más quedarán en el tintero. Todo un mundo de investigación, innovación y creatividad para educadores, educandos y el sistema educativo en general. ¿Estaremos preparados para dar el salto?

Lo cierto es que, cuando hablamos de trayectorias estudiantiles, siempre y en primerísimo lugar, damos el paso a la diversidad de estudiantes que tenemos en el aula; lo cual nos hace pensar el modo de abordar los contenidos curriculares, las estrategias y la comunicación asertiva al momento de poner en juego el proceso de enseñanza aprendizaje. ¿No es esto mismo lo que nos plantemos con los estudiantes que presentan alguna discapacidad?, me pregunto y no sé si podré esbozar una respuesta válida, verdadera o certera. Si sé y entiendo, que todos pueden acceder al sistema educativo y todos tienen el derecho de hacerlo, como así también los deberes correspondientes como estudiantes.

Hoy nos cuestionamos el tránsito de nuestros estudiantes por las aulas, las prácticas que llevamos adelante, el modo de pensar la evaluación en proceso, la autoevaluación, las rúbricas, y el cómo acompañar las trayectorias. Un gran signo de pregunta ante ¿qué significatividad le podemos dar a un estudiante, cuando ni nosotros mismos estamos ciertos de lo que tenemos como propósito? Más aún, en el camino, ¿logramos alcanzarlos?

En nuestras aulas, transitadas por tantos estudiantes que requieren de un acompañamiento en su trayectoria, tanto individual como grupal, podemos notar que, en todos los niveles del sistema educativo argentino, la inclusión y la integración son un proceso que venimos transitando hace ya un largo tiempo, con resoluciones ministeriales y provinciales que dan cuenta de ello. Nuestros estudiantes, en el nivel terciario son adultos, y como tal debemos tratarlos y poder plantear las trayectorias que están recorriendo. El principio que siempre debe regirnos es el de la educabilidad, que todos puedan participar y aprender.

La normativa vigente(155/2011) habla acerca de la discapacidad y las configuraciones de apoyo, pero nada refiere a recortes de contenidos; esto significa que debemos ser claros al momento de realizar el contrato pedagógico con todos nuestros estudiantes. Tarea que está consignada a los equipos de gestión, y cada uno de los profesores que tienen sus espacios curriculares, para repensar las propias prácticas, en un diseño universal de aprendizaje; la corresponsabilidad, el sostenimiento y la transversalidad del tema con la mirada hacia la discapacidad.

Todo lo expuesto hasta aquí, es parte del trabajo que venimos realizando y pensando los institutos de formación docente de la provincia de Tierra del Fuego, en las Jornadas del Nivel Superior, con el fin de reflexionar y propiciar instancias de trabajo que ayuden a comprender, acompañar y mejorar nuestras prácticas áulicas educativas. Así surgen estas mesas de trabajo para los próximos lineamientos del diseño curricular, con estas mesas de trabajo específico, llevada a cabo el 21 de septiembre pasado.

La invitación y el desafío ya están planteados. Acompañar, es tarea de todos y también, responsabilidad consciente de cada uno.

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