“Siempre habrá niños y jóvenes que sonrían esperanzados y nos confirmen que la tarea como educador vale la pena”

El miércoles 7 de septiembre se realizó el acto de graduación del Instituto Salesiano de Estudios Superiores Padre Miguel Bonuccelli, de la ciudad de Río Grande. Allí, 39 nóveles docentes recibieron sus diplomas que los reconoce como profesores y profesoras de Educación Inicial, de Educación Primaria y de Música, egresados de esta Casa Salesiana.

El acto se desarrolló en la parroquia San Juan Bosco y contó con la presencia de toda la comunidad de la Casa Salesiana, familiares y amigos de los nuevos docentes que han finalizado su formación inicial.

El momento más emotivo del acto fue cuando los graduados y las graduadas realizaron el compromiso docente con los más necesitados, encendiendo una pequeña luz, que sumada a la de muchos otros será como un mar de fueguitos. De esta manera expresaron el ser reflejo de esa luz de la ternura y del amor de Dios a cada persona que pueda encontrarlos en el aula y fuera de ella.

En la ceremonia, la rectora Claudia Simón tomó la palabra y expresó… “Reciban este mate, como símbolo del proyecto “Caminando juntos” de nuestro PEPSAL. El mate como símbolo, genera vínculos, acorta distancias, invita a la charla, a la reflexión, al debate… Es una manera de decir “Quiero estar con vos”

Asimismo, destacó los aprendizajes compartidos durante la trayectoria de las y los graduados en el Instituto y recordó los desafíos que presentó la pandemia: “Para muchos de ustedes, las prácticas docentes trajeron consigo un sinfín de dudas, discusiones y miedos. El hecho de tener que dar clases bajo estrictos protocolos ya era una gran carga, a lo que se le sumaron las variantes inevitables que podían surgir a causa de la pandemia: burbujas aisladas, contactos estrechos, Covid positivo son solo unos pocos desafíos que debieron superar. Lo planificado se retrasaba y lo presencial se combinaba con lo virtual. Pero como todo desafío, los años de pandemia implicaron profundos aprendizajes: aprendimos que en el camino de la vida no queremos ir solos sino acompañándonos unos a otros; que aprender requiere del aporte y la relación con el otro, que los lazos afectivos permiten sostener y hacer fecundas las trayectorias formativas”

En esta oportunidad también se hizo presente el Coro del Instituto. Al respecto, la rectora mencionó: “Don Bosco decía que, una casa salesiana sin música es como un cuerpo sin alma. Durante muchos años lo soñamos, y hoy tenemos a nuestro coro Kaupen [de la lengua Selk’nam, que en español se traduce como ‘estar en casa’]. Bajo el lema ‘todas y todos podemos cantar’ sumamos las voces de toda la comunidad a esta iniciativa coral”.

Para cerrar sus palabras, manifestó: “Como educadores salesianos, no podemos permanecer indiferentes a las desigualdades sociales. Hoy la profesión docente implica un compromiso y servicio a la comunidad que requiere de mucho coraje”.

“Es por ello que los y las invito -concluyó- a soñar que un mundo más inclusivo y solidario es posible porque, siempre habrá niños, niñas, jóvenes que sonrían esperanzados y nos confirmen con ello que la tarea como educador y educadora vale la pena. Este es un texto que Don Bosco, el santo fundador que inspira nuestro estilo educativo, podría completar recordándonos la importancia y el valor de educar con el corazón”.

 

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