Cesáreo Campos, “un pensador original y un educador comprometido”

El padre Cesáreo Campos contaba que Mons. Tavella, siendo director de Santa Catalina, le hizo, mostrar la lengua y le dijo: “estás listo para ir a Bernal”. Así fue que ingresó con sus diez años al aspirantado de la Casa Salesiana Nuestra Señora de la Guardia. Había nacido el 3 de enero de 1925, en Buenos Aires. Sus padres fueron Román y Asunción González. Comenzó sus estudios en el Colegio Santa Catalina y pasó al aspirantado de Bernal en 1935. Noviciado en Bernal y primera profesión en Morón el 31 de enero de 1942. Trienio en Bernal y profesión perpetua en Morón el 31 de enero de 1948. Teología en Villada y ordenación sacerdotal en Córdoba en 1951. En 2008 regresa a Santa Catalina, donde fallece el 17 de julio de 2010, después de una larga y dolorosa enfermedad, y con 65 años en la Congregación Salesiana.

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Tenía una mente privilegiada y un fuerte amor por el estudio y la investigación. En su tiempo libre, estudiaba hebreo. Dieciséis años de trabajo en el consultorio de la APSA (Asesoría Psicopedagógica Salesiana) lo fueron llenando de sabiduría y de conocimiento y amor por la educación. Las grandes experiencias de esta vida de estudio y enseñanza fueron la cátedra, la organización, el marco referencial, lo micro y lo macro. Sus ideas fuerza nos quedaron plasmadas en el único documento de la CEA sobre educación, que los obispos le confiaron para redactar a él, “Educación, proyecto de vida”.

El mismo presidente Raúl Alfonsín pronunció sus mismas palabras en la inauguración del Congreso Pedagógico Nacional: “El esfuerzo debe ser de todos y el Congreso Pedagógico, quiere manifestar la convergencia de los argentinos, hacia la formación integral armónica y permanente de la persona humana, en la totalidad de sus dimensiones constitutivas, la capacidad de su presencia consciente, crítica y creativa, valorante y rectora; la libertad responsable, la corporeidad asumida en todas sus posibilidades y limitaciones, la reciprocidad en la comunión y participación interpersonal; la trascendencia hacia los valores y definitivamente hacia Dios, razón y fin supremo de la existencia”.

La última dimensión profundizada de su vida fue la inserción en el trabajo pastoral y en el mundo eclesial. Fue un pastor entusiasta, tres veces párroco, organizador, amante de las reuniones de decanato, siempre aportando valiosas y orientadoras experiencias.

Hizo de la educción su sacerdocio y puso su sacerdocio al servicio de la educación, como un auténtico salesiano de Don Bosco. Era un sacerdote cercano que se relacionaba de la misma manera con un pobre, un niño o un dirigente. Los trataba con el mismo respeto e interés generoso, afable, preocupado por los demás, siempre dispuesto a escuchar. Un sacerdote humilde lleno de esperanza y confiado en la Providencia. Fue un salesiano feliz, encarnó aquello de “viso apaerto, cuor in mano, ecco fatto il salesiano”. Era el alma de las reuniones y hasta sus últimos y dolorosos momentos, nunca perdió el sentido del humor.

 

Un gran currículum

Fue maestro normal nacional y luego profesor en letras por el CONSUDEC y Licenciado en psicología por la UCA (Pontificia Universidad Católica Argentina).

Fue director del CIPE (“Centro de Investigación y Promoción de la Educación). Como tal, organizó numerosos cursos de perfeccionamiento docente, de administración de la educación, multimedial de formación de animadores de pastoral, capacitación docente para profesionales, capacitación docente para escuelas de enfermería, implementación de proyectos educativos institucionales.

Trabajó en DINEA (Dirección Nacional de Educación del Adulto). Se desempeñó, como responsable de la formación del personal superior, cursos provinciales en Buenos Aires, Noreste, Noroeste y Patagonia. Director Académico del programa de perfeccionamiento docente a distancia.

También organizó cursos y jornadas sobre investigación de la educación, perfil psicológico de adultos, educación para el tiempo libre, y fue asesor de investigadores de la educación en el Ministerio de Educación, en la UCA y en la OEA (Organización de Estados Americanos).

Profesor de Ética y Deontología y supervisor del curso de formación de investigadores en educación de adultos.

En ocasión del Congreso Pedagógico Nacional (1984-1988) fue responsable de áreas, comisiones y de la redacción de guías y documentos, presidente de la comisión organizadora del Congreso, responsable de las conclusiones y asesor del programa “Licenciatura en conducción educativa”.

Fue director académico el curso intensivo de formación de promotores culturales y fue miembro del Consejo Académico del Instituto Argentino de Informática. Asesor de las empresas Pecos y Thomson y de la Embajada de Francia, con congresos en Buenos Aires y París.

Y terminando este impresionante y extraordinario currículo, los premios obtenidos por su trayectoria en Educación fueron:

  • Premio Divino Maestro (Consejo de Educación Católica)
  • Premio Jesús Maestro (Conferencia Internacional de Educación Católica)
  • Premio Juntos educar (Vicaría Episcopal de Educación, Arquidiócesis de Buenos Aires).

El cardenal Aramburu lo nombró asesor general de la antigua Federación de “Maestros y profesores católicos”, iniciada por el padre Salvador Galant en Santa Catalina. En reunión con Mons. Bianchi Di Carcano y el Hno. Septimio Walsh, se decide cambiar el nombre, por MEC (Movimiento de Educadores Católicos), dado que ya no se otorga más el título de maestro, sino el de profesor. Así prepara el Congreso Pedagógico Nacional y el semanario latinoamericano, con los temas “Doctrina Social de la Iglesia para la Educación” y “Pastoral de la Educación”.

Del 23 al 26 de septiembre de 1983 viaja a Córdoba para participar como invitado especial del Encuentro de Líderes de Movimientos Juveniles, organizado por el consejo asesor de entidades privadas de la Secretaría del Menor y la Familia.

 

Una vida consagrada a la educación

Una preocupación prioritaria del Padre Campos era la brindar cursos de capacitación docente y especialización en educación. Para ellos, ideó desde el MEC, un sistema de cursos con aprobación oficial, pero que se podían ir cursando libremente, sin necesidad de inscribirse en un instituto. Cada uno, era en sí, de enriquecimiento personal. Pero la suma de varios de ellos, implicaba un título oficial. Estos cursos contaban con convenios con DINEA (Dirección Nacional de Educación del Adulto), UCA y OEA, para su reconocimiento.

En DINEA fue responsable de cursos como “La formación del personal superior”; “Preparación de cursos por correspondencia”; “Formación de investigadores de educación de adultos”. También fue responsable de la “Investigación sobre el perfil psicológico de los adultos en la Argentina”, de las “Jornadas sobre educación para el tiempo libre” –con la participación del Ministerio de Bienestar Social–; de las “Jornadas sobre el perfil de los adultos en la Argentina”, de la “Jornada de Directores Nacionales de Educación Física”. Finalmente, estuvo al frente de la preparación del Instituto Superior de Educación del Adulto y Educación Permanente”.

En la UCA fue profesor de Etica Profesional de psicólogos y fue supervisor del curso de investigadores. En FUNDEP estuvo en la presidencia y a cargo del seminario nacional de educación permanente. Fue asesor espiritual y director de cursos de formación en el Movimiento Kolping. También fue asesor de la Comisión Episcopal de Educación, de la Junta Nacional de Educación Católica, y participó en la fundación del Profesorado San Juan Bosco.

Su participación en actividades de educación es inagotable. Así lo acreditan muchas publicaciones como “El Territorio” de Posadas, Misiones, del 3 de mayo de 1970, hablando de “un enfoque novedoso y global del turismo, a través del diálogo con el P. Cesáreo Campos”.

También, la “Guía de actividades culturales” de la Secretaría de Estado de Cultura, de septiembre de 1979. Innumerables proyectos, como la “Fundación Namuncurá”; reuniones con el Rector y directivos de la Universidad Nacional de Catamarca; El “Plan de financiación de la Universidad; Facultad de Psicología y Pedagogía” de la UPS (Universidad Pontificia Salesiana) en 1968.

Resulta imposible referir en esta semblanza, y menos todavía desarrollar en extensión, toda su actividad educativa. Esto basta, para mostrar su perfil de educador y evangelizador, que tuvo este gran salesiano, que realmente se merecería un lugar destacado en la Historia de la educación en la Argentina y en la Congregación.

La Dra. Ana Donini hace una síntesis de su vida y de su acción de educador salesiano y argentino. Dice entre otras cosas: “El Padre Campos fue un hombre de diálogo, profundamente preocupado por la crisis cultural de la Argentina y la necesaria formación de los educadores, para responder con idoneidad a ese desafío (…) con la partida del Padre Campos, la educación argentina y católica, han perdido un pensador original y un educador comprometido”. Continúa con una reseña de su vasta obra y concluye diciendo: “nos queda el ejemplo de la alegría, paz y serenidad, con que sobrellevó la enfermedad, hasta la partida definitiva a la Casa del Padre en la mañana del 17 de julio del 2010”.

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