“Un reconocimiento que nos compromete a meternos más en nuestras realidades y en nuestros patios…”

Del 2 al 22 de julio se realizó el tercer nivel de Salesianidad en el Centro Salesiano de Formación Permanente América (CSFPA), en Quito, del que participaron 32 personas entre laicos, Salesianos de Don Bosco, Hijas de María Auxiliadora y Salesianos Cooperadores de 12 países de América.

En esta oportunidad y habiéndose unido comunidades que se vieron interrumpidas en tiempo de la pandemia del COVID-19, participaron de la Inspectoría de Argentina Sur,  el P. Brigildo de Deus, Manuel Olleac, Rocio Sampaolesi y Susana Sartuqui. También participaron de la hermana Inspectoría de Argentina Norte: el P. Guillermo Estavilla, el Hno. César Arribillaga, Ariel Acosta, Andrés Luetich y María del Carmen Acuña.

La propuesta del CSFPA es un espacio privilegiado de formación que propone en el Tercer Nivel, el estudio  de los últimos 28 años de la vida de Don Bosco (1860-1888). Su objetivo principal es la asimilación del corazón eclesial, misionero y comunicador del santo fundador, el conocimiento de su vocación a dar origen a la familia salesiana unida y de su santidad cotidiana mariana y juvenil a fin de discernir y desplegar el carisma salesiano hoy, en nuestros propios lugares de animación.

Anualmente cada inspectoría tiene un cupo para enviar dos participantes a esta formación que tiene una duración de 4 años que se cursa dos veces al año en Quito. El cuarto nivel concluye en Turín, donde se hace experiencia concreta por los lugares que caminó Don Bosco.

“Se trata de una oportunidad que invita a seguir reflexionando las opciones carismáticas de Don Bosco en nuestras casas e inspectorías en favor de las juventudes más vulnerables. Una experiencia de sabiduría que no sólo viene del conocimiento, sino del compartir en comunión que enriquece y nutre la alegría de reconocernos Hijos e Hijas y de sabernos Familia”, expresó una de sus participanUITOtes, Susana Sartuqui.

“Un reconocimiento que nos compromete –agregó– a meternos más en nuestras realidades y en nuestros patios, descubriendo en ellos la presencia de ese Dios papá/mamá que nos vuelve dignos y nos impulsa a formar los buenos cristianos y honrados ciudadanos que Don Bosco soñó. En el CFPSA construimos una experiencia comunitaria, reconociéndonos y confrontándonos con un Santo que fue Educador-Pastor-Mediador-Comunicador y también un Hijo y signo vivo de María Auxiliadora”.

 

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