Los días 1°, 3 y 4 de diciembre pasados la Casa Salesiana Pío IX del barrio porteño de Almagro realizó con los chicos y chicas del último año una jornada presencial de cierre y despedida de su querido colegio. Los momentos elegidos para estos encuentros fueron fruto de la construcción con ellos a partir de sus propuestas en los formularios, la participación en las clases de Educación Comunitaria y el compartir incansable con los representantes de cada curso.
Es un gusto para nosotros contarles cómo se desarrollaron esos días que pasarán a ser un signo importantísimo en sus vidas:
La historia compartida
En un primer momento, luego de los Buenos Días, los chicos y las chicas de la promoción realizaron en simultáneo, y de forma rotativa -para cuidar los protocolos sanitarios-, cuatro actividades que tenían como objetivo poder hacer una mirada profunda de su experiencia educativa común en la Casa del Pío.
Recorriendo, reencontrando
Esta primera propuesta de la rotación, implicaba un itinerario por todos los rincones del edificio de nuestra Casa. Cada uno tenía una hoja que los invitaba a recordar momentos significativos de su historia estos últimos años. El recorrido duraba casi veinticinto minutos, porque mientras caminaban los pasillos, escaleras, aulas, preceptorías, SUM, masters, laboratorios, capilla y finalmente el regreso al Patio, iban registrando esos “links” al corazón. Finalmente, volviendo a la ronda de la burbuja, se daban un tiempo para volcar en la hoja los sentimientos que estos recuerdos provocan.
La vuelta a las autobiografías
Durante los años anteriores, la Orientación Vocacional implicó generar distintos materiales que ayudaran a dejar asentado el camino su crecimiento. El segundo paso de la rotación, implicaba reencontrarse con mucho de este material (autobiografías, dibujos, trabajo de “imaginarnos el futuro”) y trazar un puente entre esos niños y niñas que eran desde 1° año, comparado con los jóvenes que son hoy.
La selección de los premios Domingo Savio y Ceferino Namuncurá
Cada burbuja recibió un formulario que invitaba a participar de la consulta para la elección de los premios Domingo Savio y Ceferino Namuncurá, dos jóvenes muy significativos en la historia salesiana. Son premios que se entregan cada año, siendo “el Savio” un premio que valora a aquellos estudiantes que han mostrado una mayor adhesión al proyecto educativo pastoral de la casa. Y “el Ceferino” es un premio que busca reconocer a aquellos estudiantes que han sabido sobreponerse a dificultades importantes en el camino de adhesión a este proyecto. La propuesta de este tercer paso de la rotación era conversar en la burbuja y poder discernir juntos los nombres de aquellos postulantes que formarán parte de la consulta.
El rincón artístico
Sabiendo que esta es una promoción especial, que vivió un año extraordinario, quisimos ir un paso más allá de la clásica placa que queda en la institución año a año. Además de ella, en este paso de la rotación, los protagonistas fueron acercándose por burbuja a colaborar en la creación de una obra artística participativa que plasma la identidad única de estos cursos a través de esos valores, actitudes y gestos que ellos querían agradecer. Estas obras quedarán expuestas en las paredes del Pío para que en los años venideros todos puedan ver que el paso de estos pibes y pibas por la casa no quedó en el olvido y tendrán un lugar exclusivo que ninguna otra promoción tuvo hasta ahora. Los ahora exalumnos/as podrán regresar algún día con sus familias y recordar lo vivido en esta Casa a través de este recurso.
Somos celebración
Una gran ronda de rondas nos reunió en torno a la imagen de María Auxiliadora, Jesús y Don Bosco para celebrar con Fe la historia de estos jóvenes. Después de cantar, un educador ayudó a comenzar la celebración leyendo un texto escrito por Andrés Itoiz -salesiano- que intenta recuperar la experiencia de una Casa salesiana con lenguaje evangélico: “¿Cuándo te vimos?”
A partir de esta lectura los alumnos compartieron la pregunta ¿Qué cosas de las que vivimos en el Pío nos hicieron crecer, cuáles nos hacer ser y qué le da sentido a lo que hacemos? Así, varios estudiantes por promoción fueron pasando al micrófono para compartir su respuesta a todos sus compañeros, y poder poner en palabras lo que salía del alma. Luego fue el turno de los profesores y educadores, que uno por uno, fueron parándose frente al micrófono para compartirles a sus alumnos la respuesta la pregunta “¿Por qué hicimos lo que hicimos?”
Después de este momento, donde el solo escuchar unas y otras voces provocó la emoción de muchos, la ronda de pibes fue rodeada por sus educadores. Leímos el Evangelio en el que Jesús nos dice que “cada vez que lo hicieron con uno de estos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40) y mientras cantábamos “Solo el Amor”, los educadores bendijeron a los chicos y luego los chicos a sus educadores. La celebración concluyó con un Ave María y con la entrega de la tradicional placa de cada promoción.
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