Entre tantos desafíos y ausencias que genera esta situación que transitamos, también es tiempo de oportunidades. En primer lugar el crecer en la escucha y contemplación de Dios. Creo que compartimos ese deseo de descubrir las huellas de Dios, en medio del dolor, del desconcierto. Es oportunidad de despojarnos, y abandonarnos en la fe a la acción del que hace nuevas todas las cosas. Para nosotros hijos de un soñador, Don Bosco, es tiempo de renovar los sueños. De abrir nuestros sueños a los de Dios. Es tiempo de mirar el cielo y el suelo, y caminar sostenidos en la fraternidad. Es tiempo de valorar lo pequeño según la medida del Reino. Es celebrar y gozar el hoy, sintiendo muy cercano ese amor preventivo de Dios.
En este tiempo de estar más en casa, en la comunidad de Carmen de Patagones (Buenos Aires) hemos retomado actividades muy de los inicios, en la misión. Las huertas, elaborar dulces, hacer vino. Actividades que nos ayudan a sentirnos en casa y en familia. En nuestra comunidad descubrimos un peluquero; y también en la tierra de los patios del antiguo hospital San José, nuestro hermano el padre obispo Esteban Laxagüe, ha sembrado y cultivado. Celebramos e invocamos a la Auxiliadora, que ella como cuido los sueños de Don Bosco, cuide hoy de los nuestros.
0 Comments