“Si la escuela no es transformadora de la sociedad hemos perdido el horizonte por el cual Don Bosco creó nuestra congregación”

El martes 3 y el miércoles 4 de octubre se llevó a cabo el último de los encuentros que se vivieron en estas semanas de Equipos de Animación, Gestión y Acompañamiento (EAGAs) de las Casas Salesianas que están en la provincia de Tierra del Fuego.

Convocados por el Equipo Inspectorial de Escuelas, en la Misión Salesiana, en Río Grande, se vivieron dos jornadas de trabajo y de reflexión en torno a los nuevos desafíos que cada día afronta la comunidad educativo-pastoral.

La apertura de la jornada estuvo a cargo del Padre Inspector, Darío Perera, quien invitó a leer el Documento Final del IV Capítulo Inspectorial ya que hay reflexiones en torno a la misión, a la formación y a la economía de comunión para llevar adelante en los espacios educativos.

Retomando la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el P. Darío se centró en los conceptos de la “teoría del derrame” y de la “globalización de la indiferencia”.

“Lo que el Papa Francisco quiere expresar es esta percepción de que vivimos en un mundo en donde algunas capacidades humanas están anestesiadas: la incapacidad que tenemos los seres humanos de percibir las angustias y las cuestiones que duelen porque le duelen al hermano”, señaló.

“Si la escuela quiere tener una pastoral adecuada a estos desafíos debe trabajar sobre estos elementos. Creo que los voluntariados y las experiencias de servicio son herramientas muy fuertes, sino la escuela deja de ser transformadora de la sociedad”, sostuvo.

“En nuestras escuelas, que mayormente son clase media —apuntó—, el proyecto educativo tiene que estar basado en la opción por los pobres. Una manera de verificarlo es percibir si la escuela tiene un proyecto educativo capaz de transformar la cultura de la indiferencia hacia la cultura del don, de la entrega, del compromiso. Si la escuela no es transformadora de la sociedad hemos perdido el horizonte por el cual Don Bosco creó nuestra congregación”.

Durante esos días también se llevaron adelante una serie de talleres por niveles. También, hubo espacios para formarse en pastoral escolar, y sobre prevención y protección de niños, niñas y adolescentes, en los que se pudo debatir y repensar la animación y gestión escolar frente a los nuevos desafíos que proponen las niñeces, las juventudes y las familias, como actores de una sociedad cada vez más compleja.

 

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