“Seguí ocupándome de los muchachos, entreteniéndolos con historias…”, a propósito de la 54° JM de las Comunicaciones Sociales 2020

Es una verdad que, desde los orígenes, la humanidad ha cultivado el arte de contar historias. Las historias son una actividad que está en la base de toda relación humana. En estos últimos años, la industria de la comunicación se apoderó de este arte, bajo la denominación de «storytelling». El 24 de enero de 2020, fiesta de san Francisco de Sales, el Papa Francisco envió un mensaje para la 54° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2020 con el título: “Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10,2) La vida se hace historia”. “Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración”, inicia el mensaje.

Quienes somos educadores por naturaleza, el constar historias a los niños, adolescentes y jóvenes es parte esencial de la naturaleza. El mismo Don Bosco, en las memorias del oratorio escribe: “Seguí ocupándome de los muchachos, entreteniéndolos con historias…”

Hoy en día las historias se han puesto en boga. Todos nos cuentan historias. Todos hacen historias. Todos crean historias. Y la red está repleta de historias que atrapan. Pero ¿es eso lo que pide el Papa en su mensaje para la Jornada de Comunicación? Y qué pretende el Papa: “En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos”.

El documento presenta de manera didáctica y clara la belleza de y la necesidad de contar historias o mejor: de “tejer historias”, porque “sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida”. ¿Por qué? Porque en la vida “no todas las historias son buenas – escribe el Papa – Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices. Casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos”. Necesitamos paciencia y discernimiento para redescubrir historias que transformen.

El mensaje nos indica que “no se trata, pues, de seguir la lógica del storytelling… sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones”. En efecto, el mensaje se centra en que el hombre debe contar y a grabar en su memoria la gran historia de amor entre Dios y la humanidad, teniendo en el centro a Jesús, “una historia que lleva al cumplimiento el amor de Dios por el hombre y, al mismo tiempo, la historia de amor del hombre por Dios”.

Como Don Bosco, aprendamos a “narrar historias edificantes”, “historias maravillosas” de Dios.

Fuente: infoans.org

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