Ramón Osikowsky, sacerdote educador y pastor disponible

A los 94 años de edad, tras 74 años de profesión salesiana y 64 de ministerio sacerdotal, el jueves 4 de septiembre falleció el P. Ramón Osikovsky. Su biografía habla de constancia, de servicio y de una fe trabajada día a día.

Nació en Buenos Aires el 6 de julio de 1931. Hijo de Aniel Osikovsky y Weneta Arsova. Ingresó joven en la Congregación: profesó en San Justo el 31 de enero de 1951, emitió la profesión perpetua en Bernal el 24 de julio de 1956 y fue ordenado sacerdote en Córdoba el 20 de noviembre de 1960. De formación docente —Maestro Normal Nacional y Profesor de Español y Geografía— unió con naturalidad el aula y la pastoral: claridad al enseñar, sobriedad al predicar, paciencia para acompañar procesos.

Su itinerario apostólico fue amplio, alternando tareas educativas y parroquiales, especialmente en barrios del Gran Buenos Aires y en la Patagonia austral.

Formó parte de las comunidades de las Casas Salesiana Pío IX y San Antonio, de Almagro, Santa Catalina, de Constitución; y La Cava, de Béccar. Entre 1979 y 1984 fue párroco en San Justo. Luego de eso, viaja a la Patagonia donde estuvo por casi el resto de su vida.

En Pico Truncado (1985–1989) fue párroco y vicario; en Ushuaia (1990–1991) también fue párroco y vicario. Además, estuvo en Caleta Olivia (1992–1994), en Río Gallegos (1994–2000), en Pico Truncado nuevamente (2000–2001). 

En 2002 volvió a Buenos Aires y estuvo en las comunidades de Ramos Mejía durante y en la de San Justo. Dos años en cada una. Volvió a la Patagonia y estuvo en las Casas de Caleta Olivia (2007–2009), de Río Grande (2018–2020) y de Ushuaia (2024).

En 2025, frente a la fragilidad de su salud, vuelve a Buenos Aires y se instala en la Casa de Salud Artémides Zatti, de San Isidro, hasta el día de su fallecimiento.

Quienes compartieron con él destacan un estilo sobrio, cercano y firme: cercanía para hacerse presente sin estridencias, paciencia para educar. Vivió la espiritualidad de Don Bosco con sentido práctico y filial confianza en María Auxiliadora.

Desde la Inspectoría de Argentina Sur agradecemos a Dios su larga fidelidad y el bien realizado en tantas comunidades. Queda su ejemplo de sacerdote educador y pastor disponible, que sirvió donde hacía falta.

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