¡Que el Espíritu renueve y vigorice ese deseo de dar la vida para que muchos otros tengan Vida!

Siempre es conveniente y fructífero hacer un alto en el camino y evaluarlo después de un cierto período de años. Siempre es enriquecedor y llena el alma de gozo el poder reencontrarse con los hermanos salesianos con los cuales se ha transitado los primeros pasos de la vida religiosa salesiana. Siempre es fecundo poder proyectarse desde una mirada de fe y atendiendo a las nuevas demandas y perspectivas, tanto de la vida consagrada como del mundo juvenil.

Esto es lo que trataron de llevar a cabo en el llamado Encuentro del Quinquenio, que reúne a los salesianos sacerdotes que han concluido su formación inicial hace 5 o 6 años, pero que en la Región del Cono Sur (habla hispana) incorpora a los hermanos coadjutores que fueron sus compañeros de noviciado y han realizado su Profesión Perpetua en un lapso parecido.

Este año se realizó en la localidad de Tanti, en las serranías cordobesas, desde el 28 de octubre al 8 de noviembre, con la participación de 8 hermanos de Argentina y de Paraguay.

El itinerario de estos días contempla el abordaje de las diversas dimensiones de su vida —lo humano-afectivo, su ser religiosos, el acompañamiento espiritual en esta nueva etapa, la misión, el trabajo pastoral, etc.—, acompañados por diversas personas invitadas, así como dos espacios de retiro y reelaboración del propio proyecto de vida. A eso le sumamos un muy significativo paseo a los lugares de un sacerdote santo, “el Cura Brochero”, testigo y modelo de “buen pastor con olor a oveja”.

¡Que el Espíritu renueve y vigorice en cada uno de ellos ese deseo de dar la vida día tras día para que muchos otros tengan Vida!

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