(ANS) El Papa Francisco se dirigió a más de un millón y medio de jóvenes reunidos en el Parque del Tajo, en Lisboa, para el acto final de la Jornada Mundial de la Juventud 2023. A ellos, que son el presente y el futuro, les repite que no deben desanimarse y que no deben temer aunque se sientan impotentes ante los grandes problemas del mundo; al contrario, “la Iglesia y el mundo los necesitan como la tierra a la lluvia”.
El papamóvil llega al mismo lugar que la Vigilia de anoche: es la señal para los jóvenes, que se arremolinan hacia las barreras para saludar a su paso, zigzagueando entre el colorido mosaico de tiendas, sacos de dormir, mochilas, colchonetas. Encima, y sobre todo delante del escenario, hay setecientos obispos y al menos diez mil sacerdotes listos para concelebrar la misa final.
Con el saludo del Patriarca de Lisboa, el cardenal Manuel Clemente, que agradece al Pontífice la energía que le ha dado en los últimos días, comienza la liturgia de la fiesta de la Transfiguración. El Papa explica el Evangelio de Mateo y pide a los jóvenes que hagan suyas las palabras de Pedro: “Señor, es bueno que estemos aquí”. “Después de estos días -pregunta el Papa-, ¿qué nos llevamos al volver al valle de la vida cotidiana? A partir del Evangelio que hemos escuchado, quisiera responder a esta pregunta con tres verbos: “brilla, escucha, no temas”.
Brilla, en primer lugar. Jesús se transfigura ante Pedro, Santiago y Juan. “Este ‘baño de luz’ los prepara para la noche que tendrán que atravesar; este destello de luz los ayudará a soportar la fatiga de las horas más oscuras, las de Getsemaní y el Calvario”. Del mismo modo, una persona se vuelve luminosa no cuando se pone en el punto de mira, sino cuando se abre a Dios. “Serás luz el día que hagas obras de amor, pero para hacer esto no puedes volverte egoísta, si te vuelves egoísta la luz se apaga”, explica el Pontífice.
La segunda palabra es escucha: “El secreto es éste: escucha a Jesús. Toma el Evangelio y escucha lo que dice a tu corazón”. Y “estate atento -dice el Papa- a las formas de egoísmo disfrazadas de amor, escúchalo a Él porque te dirá cuál es el camino del amor”.
Por último, “no tengan miedo”. Son las últimas palabras que Jesús dice a sus discípulos. “Y a ustedes jóvenes que en este tiempo tienen la tentación de desanimarse, de esconder su dolor bajo una sonrisa, a ustedes que quieren cambiar el mundo y ponen empeño e imaginación en ello, pero les parece que no es suficiente, a ustedes jóvenes que la Iglesia necesita, que el mundo necesita como la tierra de la lluvia, a ustedes que son el presente y el futuro, precisamente a ustedes jóvenes Jesús les dice: ‘No teman, no tengan miedo’“.
El Papa pide un momento de silencio para que cada uno repita dentro de sí la invitación de Jesús a no tener miedo. El Pontífice quisiera mirar a cada uno a los ojos, pero luego dice aún mejor: “Les digo algo aún más hermoso. No soy yo, es Jesús mismo quien los está mirando en este momento, Él los conoce, conoce el corazón de cada uno de uatedes, la vida de cada uno de ustedes, las alegrías y los fracasos, el corazón de cada uno de ustedes, y les está diciendo hoy aquí, en Lisboa, en esta JMJ: ‘No tengan miedo, no tengan miedo, tengan valor’“.
Después de la Misa, aún hay tiempo para los actos conclusivos de la JMJ y la acción de gracias oficial -también por parte del Papa Francisco, que cita a San Juan Pablo II para pedir la ayuda del Cielo, y luego se refiere a la presencia constante de Jesús y María, en estos días y en la vida cotidiana de todos.
Después, el anuncio oficial y la doble invitación del Santo Padre: tras casi treinta años desde la de Filipinas (1995), un país asiático volverá a acoger la JMJ. “La próxima Jornada Mundial de la Juventud tendrá lugar en Asia y será en Corea del Sur, en Seúl. Así que en 2027 pasaremos de la frontera occidental de Europa al Extremo Oriente. Es un hermoso signo de la universalidad de la Iglesia y del sueño de unidad del que todos son testigos”, declaró el Papa en medio del entusiasmo de los peregrinos asiáticos. Sin olvidar la etapa intermedia a la que el Papa invita siempre a todos los presentes: el Jubileo de los Jóvenes, en Roma, en 2025.
Finalmente, antes de despedirse de los peregrinos, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus con el millón y medio de chicos y chicas presentes en el Parque Tejo. Y con ellos comparte su deseo de un “futuro de paz” para el mundo: “Sueño con jóvenes rezando por la paz, viviendo en paz y construyendo la paz”.
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