Papa Francisco: “El amor concreto es el que se ensucia las manos”

(ANS) El programa del Papa Francisco para la jornada del 4 de agosto estuvo repleto de encuentros y citas con diversas personas y realidades, culminando por la tarde en el Vía Crucis.

El segundo día del Papa Francisco en Portugal comenzó temprano cuando se dirigió a la “Ciudad de la Alegría”, en el barrio de Belém, donde confesó a tres jóvenes en el Parque del Perdón.

A continuación, partió hacia una visita al Centro Social de la Parroquia de San Vicente de Paúl, en el barrio de Serafina. Allí fue recibido con gran entusiasmo por los vecinos que, al no poder entrar en la parroquia, salieron a la calle para ver de cerca al Santo Padre.

En el auditorio de la parroquia, el Papa se reunió con dos asociaciones que prestan servicios de apoyo social en los barrios de Serafina y Liberdade: Ajuda de Berço y Acreditar. En el discurso inicial, el párroco Francisco Crespo agradeció al Papa Francisco su visita a la parroquia: “Queremos expresar nuestra profunda gratitud por el honor que nos ha reservado con su visita. Este gesto nos llena de gran alegría y nos anima a hacer más y mejor por los que necesitan el apoyo y el amor de Cristo”.

El discurso del Papa Francisco se centró en el llamamiento a la unidad y a la acción concreta, para ayudar a los más necesitados, y estuvo marcado por una interrupción del discurso previsto y un momento de “improvisación”.

“Me gustaría decir algo que no está escrito aquí, pero que está en el espíritu. Es la concreción. No existe el amor abstracto, sino el amor concreto. El amor platónico está en la órbita, no en la realidad. El amor concreto es el que se ensucia las manos. Y podemos preguntarnos: ¿cómo es el amor que siento? ¿Es concreto o abstracto? Cuando le doy la mano a un necesitado, a un enfermo, a un marginado, ¿puedo luego dársela a otros, sin miedo al contagio? ¿Me repugna la pobreza? ¿Busco siempre una vida limpia, destilada, que exista en mi fantasía, pero que no sea real? Cuántas vidas destiladas e inútiles se viven sin dejar huella, porque la vida destilada no tiene peso…”, dijo el Sumo Pontífice.

Antes de abandonar el barrio de Serafina, visitó la iglesia parroquial, donde pudo saludar a quienes le esperaban.

De vuelta a la Nunciatura Apostólica, se reunió con Zuhair Alharti, Secretario General del Centro para el Diálogo Internacional (KAICIID), un encuentro que puso de manifiesto una vez más los constantes esfuerzos del Papa Francisco por promover el diálogo interreligioso. Tras este encuentro, tuvo ocasión de almorzar con algunos jóvenes peregrinos, durante el cual pudieron entablar una conversación “tranquila” y “de buen humor”, según declararon los participantes a la prensa al concluir el encuentro.

Por la tarde, se reunió de nuevo con algunos líderes religiosos, antes de abandonar la Nunciatura para participar en el Vía Crucis, último acto central celebrado en la Colina del Encuentro, en el Parque Eduardo VII.

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