Ordenaciones Diaconales

El 6 de abril se celebraron en la Parroquia Nuestra Señora de la Guardia de la localidad bonaerense de Bernal las Ordenaciones Diaconales de Daniel Martínez (Caleta Olivia) y Facundo De Nicolo (Bernal) de la Inspectoría Argentina Sur (ARS) y Santiago Cieschi (Santa Fe) y Federico Salse (Willgrith) de la Inspectoría de Argentina Norte (ARN).

La celebración presidida por el Obispo de Quilmes Carlos José Tissera comenzó pasadas las 18, y estuvieron presentes los inspectores salesianos de Argentina Norte y Argentina Sur, Gabriel Romero y Honorio Caucamán respectivamente, más de 30 sacerdotes de la Obra de Don Bosco, y  jóvenes provenientes de la casa salesiana local, de la EAS Uribelarrea, de Don Bosco-Itatí, Zárate, Avellaneda, La Boca, San Justo e Isidro Casanova.

El padre Obispo Tissera dijo en su homilía a los recién ordenados: “el diaconado se ve enriquecido al elegir una vida célibe, al estilo de Jesús. Esto nos lleva a ser personas de profunda fe que va de la mano de la humildad, pero no menos de la mano del amor. Ser célibe no significa menos amor, sino un amor grande y generoso como respuesta a Jesús que nos llama a seguirlo, dando la vida con alegría y sencillez en lo cotidiano. Amor a la gente concreta, a quien se presenta en nuestro camino, no buscándonos a nosotros mismos, sino ayudando que los demás se encuentren con Jesús a quién anunciamos y hacemos presente con nuestro sacramento.”

El padre Caucamán agradeció al Obispo Carlos, a las familias de los nuevos diáconos, a las comunidades salesianas que los recibieron en el camino de su preparación, y a todos los presentes por el acompañamiento.

Luego tomaron la palabra los diáconos que compartieron los lemas de ordenación: Daniel Martínez “Discípulo del Señor y servidor de mis hermanos” (Mt. 10, 1); Facundo De Nicolo “En tu Palabra, echaré las redes” (Lc. 5, 5)”; Federico Salse “Llevamos el Evangelio en vasijas de barro” (2Cor. 4, 7); y Santiago Cieschi “Yo te daré la Maestra…” (Don Bosco). También agradecieron a sus familias y comunidades, y pidieron oración.

Para finalizar, los cuatro diáconos se acercaron a un cuadro de María Auxiliadora que fue bendecido por Don Bosco, y se encomendaron a la Virgen.

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