Los jóvenes del Instituto Salesiano del Gerini en Roma se involucran directamente en la lucha contra el Covid-19

Nadie podía imaginar que un grupo de jóvenes del Centro de Formación Profesional Salesiano del CNOS-FAP del Instituto Gerini de Roma se vería involucrado directamente en la lucha contra Covid-19. La reapertura de las empresas italianas el 4 de mayo, de hecho, ha permitido a los jóvenes del cuarto año del sector de la electrónica continuar sus actividades de pasantía en la empresa y, en este momento en particular, la atención se ha centrado en la búsqueda de soluciones para frenar la emergencia sanitaria mundial.

Entre los estudiantes de cuarto año, unos diez jóvenes han regresado a sus empresas que trabajan en el sector de la electrónica y contribuyen activamente al montaje y prueba de equipos para la prevención, el diagnóstico y la vigilancia del Coronavirus. Otros se dedican al montaje de ventiladores pulmonares, que son esenciales para mantener vivas a las personas infectadas con condiciones respiratorias críticas, y otros colaboran en el campo de los sensores especiales que se colocan en la ropa del personal sanitario, a fin de señalar (mediante una alarma o un mensaje) la duración de su presencia en situaciones de riesgo.

La experiencia mencionada recuerda la figura de Don Bosco, gran educador de los jóvenes, y la respuesta que supo dar a la ciudad de Turín cuando, en 1854, fue golpeada por el cólera.

Don Bosco creía profundamente en el protagonismo de los jóvenes y les confiaba responsabilidades incluso más allá de sus fuerzas; no escatimaba en gastos para su formación e investigaba las tecnologías más avanzadas de la época; los acompañaba personalmente en sus primeras experiencias laborales y se ocupaba de su inserción en el mundo del trabajo también desde el punto de vista contractual. Quería que fueran ejemplares desde el punto de vista humano, cristiano y profesional para contribuir al bien de la sociedad civil.

En 1854, cuando el cólera devastó la ciudad de Turín, no dudó en enviar a un grupo de sus jóvenes más responsables para ayudar y aliviar el sufrimiento de muchos enfermos. Les pidió que respetaran las precauciones de salud de la época, que vivieran en gracia de Dios y que tuvieran una gran fe en Nuestra Señora. Ninguno de los jóvenes se enfermó. Su coraje y generosidad despertaron la estima del pueblo y de las autoridades de la época, que agradecieron públicamente a Don Bosco y a sus muchachos la preciosa colaboración ofrecida a la ciudad.

Hoy los “nuevos jóvenes de Don Bosco” también colaboran activamente ofreciendo una preciosa contribución técnica y científica para el bien de toda la sociedad.

Fuente: infoans.org

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