Lo de siempre, siempre renovado

Una expresión de la presencia de Don Bosco, en los pueblos y las ciudades son los Oratorios. Así lo es en la parroquia San Cayetano, en Bariloche. Todos los viernes por la tarde, el templo parroquial se transforma en lugar de encuentro de un buen grupo de jóvenes y adolescentes, que después de su semana de estudio y/o trabajo, comparten un tiempo de recreación. Se corren los bancos del templo, para dejar lugar al metegol, a la mesa de ping-pong y a otros juegos de mesa. Allí se sirve la merienda, y mientras tanto un pequeño grupo de mamás, van preparando la cena que se comparte entre todos. Y si el clima lo permite, en la canchita del patio no falta algún partido.

El P. Enrique Lapadula, párroco del lugar, y el Prof. Roberto Mazzini, animan los diversos momentos de la tarde oratoriana. La providencia, por medio de las buenas mujeres que cocinan, siempre se va haciendo presente. El templo es la única sala más amplia y disponible, donde se prepara la mesa, donde luego se sirve y se comparte la cena. Generalmente, antes de participar de la cena, entre todos, se trata de dejar el templo limpio y ordenado para la catequesis y las celebraciones del domingo.

Oratorio en la presencia del gran amigo de todos, Jesús en el sagrario, charlas y música, van dando vida a ese tiempo de encuentro y amistad.

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