De una forma muy sencilla, aunque no por ello menos solemne, los salesianos de la comunidad de la Casa Zatti, de San Isidro, celebraron la Vigilia Pascual.
La vida de los hermanos mayores, algunos de ellos con el cansancio propio de los años o de la enfermedad, es testimonio vivo del Resucitado que hace posible ser “apasionados por Jesucristo, dedicados a los jóvenes”, como Don Bosco, “hasta el último aliento”.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
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