Como servicio privilegiado de la misión, la parroquia confiada a los salesianos está animada por una comunidad religiosa que vive y trabaja en la Iglesia diocesana, con criterios de comunión y participación orgánica con los laicos y los grupos de la Familia Salesiana.
La parroquia salesiana –donde se evangeliza por medio de itinerarios de fe y se celebra la vida en los sacramentos como un encuentro pascual con Cristo– se desarrolla como comunidad de comunidades educativas, fraternas y solidarias que priorizan la pastoral familiar y juvenil.
Vive la espiritualidad oratoriana como inspiración apostólica del proyecto pastoral parroquial; es misionera y servidora porque sale al encuentro de los más alejados, y está inculturada en ambientes populares y comprometida, desde el Evangelio, con los pobres.
Se propicia un trabajo en red con las instituciones afines a la misión salesiana presentes en el territorio para la sustentabilidad de su proyecto evangelizador.