Durante el fin de semana del 26 al 28 de septiembre, la Casa de Retiros Domingo Savio, de Ramos Mejía, recibió a unos 200 animadores y animadoras juveniles quienes participaron de la Escuela Pastoral de Animación (EPA) del Movimiento Juvenil Salesiano de la Zona Oeste del Gran Buenos Aires.
Los y las jóvenes que participaron provenían de la Casa de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) Madre Crugnola, de Ciudad Evita (HMA); de la Casa HMA María Mazzarello, de San Justo; de la Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco, de Uribelarrea; de la Casa Salesiana Jesús Buen Pastor, de Isidro Casanova, de la Casa Salesiana Sagrado Corazón de Jesús, de Villa Luzuriaga; y de la Casa Salesiana Don Bosco, de Ramos Mejía.
Los y las acompañaron unas 50 personas que integraron los diversos equipos del EPA (liturgia, secretaría, economía y logística), asistentes, talleristas y miembros del equipo de cocina.
La EPA busca ofrecer un espacio juvenil de encuentro y formación, donde los animadoras y las animadoras puedan fortalecer su identidad y misión. A través de la celebración de la fe al estilo de Don Bosco y de Maín, se procura brindar herramientas para la formación permanente, favorecer el acompañamiento personal y comunitario, y animar a los y las jóvenes a crecer como educadores comprometidos con la vida de los patios salesianos.
El encuentro se vivió con mucha alegría y profundidad, características propias de las Casas de la Familia Salesiana. Fue una experiencia intensa y significativa, donde se combinó un clima festivo con espacios de reflexión y oración. Los talleres ofrecieron propuestas ricas y desafiantes, que los y las jóvenes asumieron con gran compromiso y participación. Se generó un ambiente de familia, de comunión y de escucha mutua, que permitió compartir la vida y renovar juntos la vocación de animar y acompañar la vida del MJS.
Un testimonio que resonó con fuerza durante la EPA fue la experiencia de sentirse cada vez más unidos como zona. Varios participantes compartieron que este encuentro les ayuda a crecer en comunión y cariño entre las Casas, generando un espíritu fraterno que los hermana en el carisma y en la fe. Destacaron que la EPA los acerca, los hace experimentar que forman parte de algo más grande y les permite estrechar vínculos que trascienden el fin de semana del encuentro, permaneciendo en el tiempo y sosteniendo la misión cotidiana en cada patio.
Esta experiencia de comunidad salesiana extendida impacta directamente en su modo de ser y de animar, renovando la pasión y el compromiso por acompañar a la juventud. El deseo que quedó luego de la EPA es seguir apostando por la creación de espacios comunitarios frente a la fragmentación que atraviesa a la juventud y a la sociedad. Se valoró la fuerza de lo comunitario como ámbito transformador, capaz de sostener, animar y renovar la vida de los y las que dan vida a la animación juvenil y a los patios salesianos, con Jesús, Don Bosco y Maín como centro.
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