No podemos ser cómplices silenciosos del fenómeno mafioso que supone la trata de personas. Y mucho menos, protagonistas, aunque sea indirectos. Frente a los que viven de la desgracia de otros y se aprovechan de su desesperación, trabajemos para superar las desigualdades que hacen posible que una persona pueda hacer esclava a otra.
“A menudo los migrantes son víctimas del tráfico y de la trata de personas.
Entre otras causas, sucede esto por la corrupción de los que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de enriquecerse.
El dinero de sus negocios, son negocios sucios, mañosos, es dinero manchado de sangre. No exagero: es dinero manchado de sangre.
Recemos para que el clamor de los hermanos migrantes víctimas del tráfico criminal y de la trata de personas sea escuchado y sea considerado.”
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