Entre el viernes 18 y el domingo 20 de noviembre se llevó adelante en Chos Malal el Encuentro de Espiritualidad mapuche Newntudin tañi pillü (Nuestra fuerza) bajo el lema “Cuando el corazón sangra… la espiritualidad es lo que nos sostiene”, convocado por el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa) y el Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen de la Diócesis de Neuquén (Edipa).
El objetivo fue profundizar la experiencia de lo vivido en el tiempo de pandemia, época de enfermedad, de muerte y de despedida. La reflexión fue en torno a cómo acompañarse en esos momentos, especialmente cómo acompañar en la enfermedad, en la vejez, ya que hay muchas comunidades en las que los jóvenes se van a las ciudades y quedan los mayores solos.
Participaron hermanos y hermanas mapuches, tehuelches mapuches de Neuquén, de Chubut y de Chile. De la Inspectoría, acompañaron los salesianos P. Fernando Arce y P. Fabián Colman (Chos Malal), P. Francisco “Pancho” Chimento (Zapala), P. Natalino Freitas (Junín de los Andes), y P. David García (Trelew).
La primera jornada se abrió con un gesto ritual. Cada comunidad llevó un poco de tierra de sus territorios. Primero, por comunidades, pensaron qué sentimientos, qué dolores y qué pérdidas alberga esa tierra. Luego, se puso en común esa reflexión y se presentó cada comunidad.
El segundo día se armaron grupos mezclando a todas las comunidades. Allí reflexionaron sobre qué fue lo que sostuvo a cada uno en este tiempo de pandemia. Se trabajó con el signo del agua. Al final, en el momento del plenario, cada grupo recibió una jarra con agua y, al pasar a compartir lo conversado, la volcaron en un cántaro grande. Por la tarde, a partir de los testimonios de cuatro personas, se trabajaron ideas sobre cómo fortalecer el espíritu.
En la última jornada, se realizó un trabajo por comunidad sobre los desafíos. Se inició el domingo con el Pichi Ngillatun (pequeña rogativa) y se compartieron los compromisos que cada comunidad tiene para seguir viviendo en el futuro. Se cerró con la celebración de la Eucaristía desde una experiencia intercultural y fraterna.
“Este encuentro intercultural permitió enriquecernos y fortalecernos en nuestras vidas a nivel personal, familiar y comunitario”, afirmó el P. Chimento, delegado inspectorial de Misión, al finalizar el encuentro.
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