En la víspera del día de Don Bosco, falleció el P. Abel Fernández Lois

En la mañana del martes 30 de enero de 2024, víspera de la memoria litúrgica de San Juan Bosco, falleció el P. Abel Fernández Lois.

Sus restos serán velados en la Casa Zatti de la presencia salesiana en San Isidro (Uspallata 150) el martes 30 desde las 16. El miércoles 31, a las 10:30 de la mañana, se celebrará la misa de cuerpo presente en la parroquia.

Abel nace en Buenos Aires el 15 de mayo de 1952, hijo de Irene y Antonio. Desde su juventud en el aspirantado de Ramos Mejía mostró su inclinación por la vida salesiana. En la Casa de Manucho, Santa Fe, hace su primera profesión el 31 de enero de 1971. Realiza su profesión perpetua en la Ciudad de Buenos Aires, el 16 de noviembre de 1976. Ordenado sacerdote en San Justo, el 13 de septiembre de 1980, sirve con devoción en las Casas de San Isidro en tres ocasiones, en Ramos Mejía en tres períodos, y también en Santa Catalina, de Constitución, en Don Bosco, de Congreso, y en la parroquia de San Carlos y Basílica de María Auxiliadora, de Almagro.

El padre Abel era un hombre que amaba profundamente la literatura expresado a través de la escritura de poesía, dejando un legado en sus ensayos y libros. Profundizó sus estudios en patrística en la Pontificia Universidad Salesiana y, más tarde, en el Agustiniano (ambos en Roma).

Fue un educador, tanto de espacios como los Exploradores y los oratorios, como en el ISET – Profesorado Don Bosco y como acompañante espiritual de jóvenes salesianos en las instancias de formación inicial.

En medio de la tristeza que sentimos ante la muerte del P. Abel, desde la Inspectoría de Argentina Sur compartimos el epílogo de unos de sus libros, “Cuadros de una vida” (Ramos Mejía, 2006) que nos acercó el director de la Casa Zatti, el P. Francisco “Chiche” De Rito.

Emociona leer este texto y descubrir la esperanza que sostenía la fe del P. Abel. Un bonito testimonio frente al misterio de la muerte de alguien que cree que la muerte no es el final del camino.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir
Jorge Manrique

Aquí finaliza esta exposición; ciertamente, la vida seguirá sumando cuadros y, por qué no, alguna otra sala. Al revisar el catálogo de la muestra, quisiera confiarle al visitante mi satisfacción por lo logrado; y, también, mis dudas a la hora de colocar los nombres de las salas y sus correspondientes cuadros. De hecho, varios de éstos podrían compartir otras salas, porque en todos lados hay siempre algo de bien, de verdad y de belleza. Mientras tanto, añado un cuadro todavía incompleto y sin título, cuyos trazos esperan el toque definitivo del Divino Artista.

En nuestra infancia, realizábamos cada mes el Ejercicio de la Buena Muerte, práctica de oración que, más allá de sus expresiones dramáticas, nos invitaba a la revisión de nuestros actos. Hoy, los medios informativos nos enfrentan al desprecio de la vida con noticias continuas de guerras, atentados y homicidios, pero en realidad banalizan el misterio mismo de la muerte al considerarla un dato más de la crónica. Nos hemos olvidado del morir: los jóvenes no piensan en la muerte, los adultos están demasiado ocupados, los ancianos se acercan a ella sin quererla ni buscarla. Desechada, la muerte se transforma en el adversario siniestro que, sin embargo, llegará inexorablemente.

¿Acaso podemos fraternizar con la muerte y hospedar los temores que la cortejan? ¿Cómo  disponerme en este nuevo parto?

Este cuadro se abre, pues, como ventana al infinito, mientras el corazón recita:

Algún ser
bondadoso ser
acompañará mi última
enfermedad y agonía
y final.

Quizás
en un instante
leeré el libro
de la vida
y comprenderé
su trasfondo divino
el Ignoto irresistible
algún ser
bondadoso ser
recitará en voz baja
la última recomendación
y dejará a mi ser dormirse
en el Señor.

El P. Abel Fernández Lois murió a los 71 años de edad, 52 de profesión salesiana y 43 de sacerdote.