El miércoles 24 de enero del 2024, memoria litúrgica de San Francisco de Sales, falleció el P. José Ellero, quien desde hacía un tiempo estaba sobrellevando delicados problemas de salud.
El P. José fue velado en la Capilla Virgen Madre de los Pobres (José Ignacio Rucci 399, Villa Luzuriaga), en la tarde del mismo 24 de enero. Al día siguiente, por la mañana, se celebró la Misa de cuerpo presente que presidió el Vicario Inspectorial, P. Osvaldo Braccia.
Testimonios
El P. Juan Francisco Tomás, quien vivó con el P. José en sus últimos tiempos en la Casa de Salud Artémides Zatti, de la Presencia Salesiana de San Isidro, escribió:
Recuerdo aquel 17 de noviembre de 1974. Yo estaba en 7° grado, en el Aspirantado. Era la primera ordenación sacerdotal a la que asistía. Mons. Miguel Raspanti ordenaba sacerdotes a José y a Edgardo Mancini en la Parroquia María Auxiliadora de Ramos Mejía.
José soñaba con poder celebrar sus Bodas de Oro sacerdotales este año en Italia, junto a su familia. Después bajó las expectativas y soñaba con llegar al viernes 26 de enero y poder preparar una paella para celebrar su cumpleaños y despedirse de esta forma de nuestra comunidad. Él sabía que le quedaba muy poco tiempo porque la metástasis ya había invadido todo su cuerpo.
Pero no llegó. A medianoche de ayer para hoy celebró su Pascua definitiva, justo en la fiesta de San Francisco de Sales de quienes tomamos el nombre de Salesianos. Tenía sólo dos preocupaciones, la paella para despedirse y, fundamentalmente, agradecer, agradecer y agradecer. Se fue agradeciendo a Dios, a la Auxiliadora, a Don Bosco y a Ceferino. Se fue agradeciendo a sus hermanos salesianos. Se fue agradeciendo a la comunidad de Madre de los Pobres y a cuantos pasaron por su vida. Se fue agradeciendo al personal de Casa Zatti por tantas delicadezas. Sólo tenía palabras de agradecimiento en los últimos días. Y agradeciendo, consciente hasta último momento, partió en paz.
No voy a hablar de su vida. ¿Cómo describir a un cura salesiano con todas las letras, a un artista de la escultura y la pintura, a un constructor, a un comunicador social, a un trabajador incansable, a un fundador de Exploradores? Sólo decir que para mí ha sido un gran hermano. Un hombre que daba indicaciones, sí; pero que se arremangaba y, chapoteando barro, utilizaba sus propias manos para hacer lo que decía. Un hombre al que no pocas veces su confianza en las personas, sus delicadezas e inocencia le jugaron malas pasadas de parte de algunas personas mal intencionadas. Pero él no bajaba los brazos y seguía adelante. No paraba nunca.
Hoy José ya está celebrando anticipadamente su cumple y aniversario sacerdotal en el Oratorio del Cielo, junto a la Auxiliadora, a Don Bosco y a Ceferino, y junto a tantos hermanos que lo precedieron.
Quienes pudimos vivir con él y acompañarlo día a día en los últimos momentos sabemos de lo que sufrió, pero más sabemos del testimonio de fe, de corazón agradecido, de paciente y dolorosa espera para el abrazo con el amado.
Jorge Galán, uno de sus exalumnos en el Instituto Superior de Comunicación Social (ISCS) —que el P. José fundó y que actualmente es parte del Profesorado Don Bosco—, que a fines de los 90 llegó desde Caleta Olivia a Buenos Aires para estudiar periodismo y el profesorado en Comunicación Social, lo recuerda con estas palabras:
Hubo Salesianos que marcaron mi vida, en esos tiempos en que yo estaba metido con la pastoral juvenil a full.
Recordar a José, es recordar al Tano que me enseñó, a través de diapositivas, la Historia del Arte en el ISCS, y me dejó la inquietud de visitar Roma, Florencia, entre otro lugares, y aprender el Concepto Mágico del Doble de los egipcios.
Con él aprendí esto de ser Explorador de Don Bosco, cuando él era capellán del Batallón 3, en Congreso.
Y como no podía faltar, el primero que se atrevió a decirme “Patagónico Tozudo”, cuando no quise actuar en el Teatro San Martín con la obra teatral “Juancito de la Ribera” (algo de lo que se acordó siempre). Obviamente yo no di el brazo a torcer, si era Tozudo, era hasta el final.
¡José, gracias por todo lo enseñado!
¡Que descanses en paz!
¡Hasta cualquier momento!
El escultor
Cuando formó parte de la comunidad religiosa de la Casa Salesiana de Ushuaia, el P. José Éllero puso al servicio de la ciudad sus dotes artísticas. Fue así que realizó un monumento a Don Bosco de dos metros de alto.
En el día de su inauguración, ANS publicó la carta de adhesión del Rector Mayor, P. Pascual Chávez, que le envió al P. José. En ella, Don Chávez afirmaba: “Esta estatua de Don Bosco es una expresión más de la presencia salesiana en la Patagonia y una forma de reafirmar la validez del Sistema Preventivo en la formación de personalidades santas como la de Ceferino Namuncurá. Desde aquí (Roma) me uno a las autoridades civiles, militares y religiosas que honrarán con su presencia este significativo evento. Para ti y todos los presentes la bendición de María Auxiliadora, la Estrella del Sur espiritual, que ha guiado a los salesianos en esa parte austral del mundo”.
QEPD
Gracias p. José por acompañar a nuestros hijos en su camino.
Conservo un grato recuerdo de haber compartido los campamentos.
Bat. 15 , CABA.
QEPD
Gracias p. José por acompañar a nuestros hijos en su camino.
Conservo un grato recuerdo de haber compartido los campamentos.
Bat. 15 Combate de San Lorenzo, CABA.
Gracias p. Éllero por sus consejos cuando fui niño como alumno del Santa Catalina y batallón 4. Siempre en mi recuerdo, y en el de mi familia.