El Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen de Neuquén (EDIPA) envió su saludo a la Familia Salesiana con motivo de los 150 años de la llegada de los primeros misioneros salesianos a la Argentina, con destino a la Patagonia.
En su mensaje, afirman: “Queremos reconocer que los modelos de misión de los primeros tiempos, ligados a un esquema de ‘evangelización y civilización’, respondieron a paradigmas hoy superados. Aquella práctica, en muchos casos, significó un apoyo al sistema conquistador y al sometimiento de los pueblos originarios”. Por eso, EDIPA reitera “nuestro pedido de perdón al pueblo mapuche, y a todos los pueblos de la Patagonia, por las heridas abiertas y las consecuencias aún presentes de aquellas opciones históricas”.
También, en su mensaje dan gracias “por los nuevos caminos abiertos a partir del Concilio Vaticano II y por el testimonio de tantos misioneros y misioneras que renovaron su entrega desde una opción por la dignidad humana, la justicia y la paz”.
Refiriéndose a la acción misionera en Neuquén, “la presencia referencial de Don Jaime de Nevares y de Don Marcelo Melani marcó una huella profunda: ambos obispos salesianos se hicieron cercanos a los pobres, a los trabajadores, a los pueblos originarios y a todas las comunidades que buscaban vida y libertad. Su palabra profética y su testimonio pastoral siguen siendo faro para la Iglesia que peregrina en la Patagonia”.
También hicieron memoria agradecida por la entrega de muchos misioneros y misioneras de la Familia Salesiana que dejaron huella en Neuquén: “Ellos y ellas, desde las escuelas, los internados, las capillas, las radios, los barrios y las comunidades rurales, dieron testimonio del Evangelio con alegría y sacrificio, compartiendo la vida del pueblo en medio de montañas y valles. Sus nombres permanecen grabados en la memoria agradecida de las comunidades”.
En este aniversario de la llegada de los salesianos a la Argentina, “reafirmamos nuestras opciones pastorales: una misión sin conquista ni imposición, la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, la reparación de las injusticias cometidas, la construcción de una sociedad intercultural y fraterna, y el fortalecimiento de la cultura, el idioma, la espiritualidad e identidad de los pueblos, a la luz del Evangelio de Jesús, nuestro hermano y Señor”.


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