En pocos días, el joven salesiano Marco Pita Celis será consagrado diácono. La celebración se llevará adelante este sábado 13 de noviembre a las 19 en la Escuela Agrotécnica Salesiana de Del Valle, Buenos Aires. El obispo consagrante será Monseñor Ariel Torrado Mosconi, obispo de Nueve de Julio, y será transmitida por YouTube.
Antes de su ordenación, para el boletín informativo Animándonos, la delegación inspectorial para la Comunicación Social conversó con Marco:
¿Qué sentís en estos días previos a tu ordenación después de tantos años de formación?
En estos días previos hay muchas emociones. Alegría, gratitud, confianza… son días especiales de síntesis espiritual y de agradecimiento por el Don de la vocación Salesiana, por la posibilidad de dar un paso más en el propio llamado y consolidar el camino de fe en Jesús. Son días en los cuales hay muchas ocupaciones, pero también una linda conciencia de que todo lo que va ocurriendo alrededor es una gracia especial: el trabajo, la pastoral, el estudio, la vida… No puedo negar que también son días en los qué hay algo de ansiedad por los preparativos previos, pero afortunadamente mis hermanos en el Teologado y la comunidad de Del Valle me dan un apoyo enorme para organizar lo necesario.
¿Por qué elegiste como lema “El buen pastor da la vida por sus ovejas”?
El lema es una frase del evangelio de san Juan (10, 11) que hace mucho tiempo que resuena en mi corazón como expresión de la vida misma de Don Bosco, de nuestro carisma Salesiano y de mi propia experiencia de fe. Hay muchas otras frases del Evangelio que también son significativas para mí; pero el año pasado me decidí por esta en particular fruto de la experiencia de servicio en Casa Zatti. Allí estuve durante un momento difícil de la pandemia para la comunidad y pude ser testigo de la vida entregada al servicio de los jóvenes por los hermanos mayores. Siento que gracias a esto comprendí mejor el sentido de la vida que se entrega para el servicio, hasta el final. Siento que el Buen Pastor es un recordatorio constante de la caridad que anima nuestra presencia en el patio.
¿Cómo te proyectás siendo diácono?
El ministerio diaconal se define por el servicio. El diácono es un servidor. Y este servicio, dentro del carisma salesiano, se hace concreto en el patio, en medio de los jóvenes. Por eso proyecto este tiempo lindo que se viene para mi vida como una oportunidad de seguir apostando por el patio, por los procesos de las comunidades juveniles: oratorios, batallones, voluntarios, o tantas otras expresiones que tiene el MJS en nuestra inspectoría. Desde allí siento que puedo aportar un grano de arena para acercarnos juntos a Jesús, a su Palabra, a los sacramentos y a la celebración de la fe en torno al altar.
¿A qué personas recordás en este tiempo? ¿Por qué?
En primer lugar, recuerdo a mi familia que está en Colombia, de donde vine hace ya seis años. Siento que están cerca en este momento especial, y su presencia, especialmente la de mi mamá me anima a seguir adelante. También descubro cercanos los rostros y palabras de aquellos junto con los cuales he podido avanzar un tramo del camino de la vida, especialmente los rostros de los jóvenes como los cuales compartí y comparto la vida. Siento que ellos me ayudan a encontrar a Jesús vivo en el patio, presente para que hagamos juntos la experiencia de la fe en el Dios de la vida. Y recuerdo también con cariño a mis amigos y hermanos salesianos, porque junto a ellos crecí, aprendí y pude hacer concreto este sueño lindo de nuestro padre Don Bosco.
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