Por P. Roberto Castello SDB
Hace un año, el 10 de noviembre 2024, iniciábamos un año muy especial. Los 150 años de la llegada de los salesianos a la Argentina comenzaba a entretejerse en nuestros horizontes, preparaciones, celebraciones, asambleas, encuentros, viajes, mes de Don Bosco, buenos días, convivencias, aprendizaje en servicio, misas, jubileo, visitas internacionales, filmaciones, encuentros con pueblos originarios…
Todo nos hablaba de esos primeros misioneros y misioneras que habían hecho real el sueño de Don Bosco. Finalmente Don Bosco había cruzado sus fronteras y se había ido bien lejos, hasta los confines del mundo. Allí fue recibido por los pueblos que eran parte constitutiva de estas tierras, pero también se había entrañado en el seno de una comunidad de inmigrantes, jóvenes, animadores, que fueron forjando el presente y el futuro de Tierra del Fuego. Hoy, decir fueguino es también decir salesianos.
Gracias a tantos y tantas que pisaron fuerte haciendo retumbar este confín para que se oyera en las tierras lejanas del primer mundo. Pero haciéndose carne en la realidad de familias, hombres y mujeres que venían a conquistar también sus sueños.
Don Bosco es sinónimo de educación y evangelización. De presencia misionera permanente que no se queda con el pasado, sino que abrevando en aquel sueño, arremete con el futuro. Esto nos desafía como comunidad de Presencia en Río Grande, a ¡estar a la altura!
Estos tres días, 7, 8 y 9 de noviembre celebramos con la ExpoMisión, la Expo AgroProductiva del municipio de Río Grande, la misa de cierre de estos 150 años, y la presentación de la Misa Criolla y la Navidad criolla, con una producción inmensa de la orquesta Kayen del Municipio, el Coro Kaupen del Instituto Superior de Estudios Salesianos, el ballet Atahualpa y el ballet Flor de Ceibo.





































0 Comments