Curso de formación “Misión salesiana y Movilidad humana”

Del 22 de julio al 10 de agosto se realizó en la ciudad ecuatoriana de Quito el curso “Migración humana y Misión salesiana” organizado por el dicasterio para las misiones salesianas.

Participaron los delegados inspectoriales de animación misionera de América.

Durante el curso se realizaron exposiciones a cargo de distintos docentes de las universidades residentes en Quito, de monseñor Julio Parrilla, obispo de Riobamba y presidente de Cáritas, de la hermana María Lelis, religiosa escalabriniana y los salesianos del Centro de formación Salesiana permanente, padre Juan Bottasso y padre Luis Timossi; y el hermano coadjutor Jorge Moraga.

Los expositores  iluminaron a los delegados sobre el fenómeno de movilidad y migración reinante en nuestros días. Millones de seres humanos salen de sus lugares de origen forzados por distintos motivos para superar la pobreza, el hambre, la violencia sociopolítica, la persecución religiosa, étnica. etcétera. Mediante las últimas estadísticas se conoce que en todo el mundo los desplazados forzosos ascienden a 65,6 millones, dentro de su propio país o en el exterior. Y solo contabilizando refugiados son 22,5 millones de personas obligadas a abandonar su país como consecuencia de guerra y violencia.

Muchos de los migrantes hoy día sufren el drama del desarraigo, de la pérdida total de su identidad, sin dinero y sin documentación, vagan por distintas fronteras, sintiendo el desprecio o conmiseración de los países que albergan. Se transforman, en muchos casos, en objeto de comercio, de trata, de habitantes sin derechos en campos de refugiados.

Los conocimientos de esta impactante realidad llevó a poner los ojos en Venezuela, en Nicaragua, en Colombia, en México y en varios otros países de América en los que se da la migración más dura de los últimos años. Migración forzada por la violencia, por el hambre y la ausencia de bienes básicos para la subsistencia y la salud, por la falta de trabajo. Miles latinoamericanos están migrando a pequeños paraísos ilusionados en rehacer su vida y encontrar el camino de una vida más digna.

En este mundo de violencia, de dolor y de inhumanidad entra la presencia de ONGs, de iglesias y de la congregación salesiana que con su actividad, su acogida y su ayuda humanitaria y solidaria dan pequeñas respuestas a las necesidades existenciales de muchos de los migrantes, algunos de paso y otros que se establecen en el lugar de frontera, por ejemplo, la comunidad salesiana de Tijuana, México que alberga, da de comer, asiste social y sicológicamente a todos los migrantes, refugiados, asilados. También visibilizamos la importancia de la Iglesia en Ecuador, Perú, Chile, Argentina recibiendo a migrantes, especialmente de Venezuela, Nicaragua y conteniéndolos en los aspectos más humanos y familiares.

Hay sido un curso de concientización y de desafíos pastorales para cada uno de los participantes. Se concluyó con una proclama, comunicado o mensaje que se ha enviado a las distintas inspectoría de américa y se ha hecho pública a través del Dicasterio de las misiones salesianas. En dicho comunicado se preguntaron ¿qué hacer como salesianos? de forma particular, ¿qué hacer a favor de los jóvenes y sus familias?

 

Entre otras propuestas surgieron algunos gritos:

  • Proponer para América el proyecto “Jóvenes en Movilidad” implicando a hermanos-sdb-y a la familia salesiana, 
  • Establecer redes entre nuestras casas y con otras instituciones sobre la movilidad juvenil. 
  • Crear un equipo con las competencias necesarias para abordar el fenómeno y llevar adelante líneas de acción concretas. 
  • Incluir el tema de la movilidad humana en los Capítulos Inspectoriales y en el CGXXVIII. 
  • Trabajar en conjunto con la Iglesia local y sus redes, procesos que den respuesta a la problemática de las migraciones. 

Descargar el comunicado final aquí.

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