La comunidad de Neuquén y de la Inspectoría de Argentina Sur despidió el domingo 11 a la pediatra Ana Laura Núñez, reconocida por su labor y su compromiso social, y también por su trabajo incansable por el voluntariado.
A continuación, se transcriben algunos testimonios que dan cuenta del compromiso de “Anita” por el bien de los demás.
Desde la Inspectoría se pronunció: “Dios de la Vida, hoy despedimos a Anita. No queremos soltarla, pero confiamos en tus manos. Gracias por su risa, su coraje, su fe y su modo tan propio de amar. Gracias por todo lo que nos enseñó sin proponérselo, viviéndolo. Y que desde el cielo —ese cielo que ella imaginó como una ronda grande donde nadie quede afuera— nos siga acompañando con su música y su voz”
El Equipo del Vacunatorio, Consultorio Externo de Enfermería y Control del Niño Sano de Neuquén despidieron con profundo dolor a su compañera de trabajo. “Gracias Anita por tu compromiso con la niñez de nuestra comunidad. Descansa en paz querida compañera, Dios le dé consuelo a tu familia”.
Desde la Residencia de Pediatría del hospital Castro Rendón también expresaron su agradecimiento por el compromiso de Núñez: “Gracias por formar parte de nuestras vidas y elegir el amor que creaste en Neuquén. La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”.
Sus compañeros la recordaron con un emotivo mensaje: “Anita es luz y por eso vivirá en nuestros corazones. Colega, amiga, hija, hermana, militante comprometida de la pediatría social, aventurera de creencias profundas, siempre te recordaremos guitarreando y queriendo cambiar la realidad de los que sufren”.
Ana Laura Núñez (1994-2025) era médica pediatra. Hizo el Voluntariado que propone la Inspectoría en El Alto, de Bariloche. Al finalizarlo decidió radicarse en Neuquén. Decidió hacer esta experiencia cuando participaba del grupo de jóvenes universitarios de la Casa Sagrado Corazón, de La Plata, donde surgieron muchos otros voluntarios.
Integró el Equipo de Voluntariado de la Inspectoría acompañando a las camadas de jóvenes que hacen el voluntariado año tras año. Estos jóvenes valoran mucho su cercanía y su acompañamiento.
“Porque la vida siempre tiene la última palabra. Me voy con el corazón en la mano, pero lleno, llenito de nombres, rostros, historias.” Está frase escribía Anita despidiéndose de su comunidad de El Alto.
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