Buenos Aires, 11 de septiembre de 2023
A los educadores de nuestra Inspectoría
Que este mes de septiembre con tantos onomásticos sea llamado “de la educación” puede ser una invitación a mirarnos en nuestras raíces fundamentales, las que arraigan en el terreno fértil de la identidad carismática salesiana y contiene en la misión educativa su nutriente esencial.
Les acercamos un saludo para las comunidades educativo-pastorales, que sabemos atraviesan tiempos complejos de claro-oscuros, donde poco a poco la experiencia límite de la pandemia va decantando en nuevas o viejas “normalidades”. Tiempo donde la educación ocupa un espacio inusual en el debate público en formato mediático, exponiendo la necesidad de ir más allá de reduccionismos y simplificaciones.
La escuela sigue siendo para nosotros ese lugar especial donde el cuidado se resignifica en un sentido que conjuga misión y responsabilidad por los otros. Sentido profundo del cuidado que alienta en la ética de la alteridad y nos permite hacer pie y tener una brújula, frente a la mercantilización de la vida social y cultural, frente a la amenaza de que “el mundo se deshaga”.
“No hay oficio más privilegiado que despertar en otros seres humanos poderes y sueños que están más allá de los nuestros… enseñar, enseñar bien, es ser cómplice de una posibilidad trascendente”, escribió George Steiner. Todos nuestros proyectos pedagógico-pastorales se vinculan con el sentido de trascendencia que conlleva este don de ser educadores. Educadores salesianos que abrevan en el desvelo de Don Bosco por los últimos, y en la fidelidad a la causa de Jesús que es el Reino.
Celebramos la dignidad de la tarea de educar y el don del cuidado pedagógico que es transmisión de cultura y espíritu transformador. Celebramos seguir habitando la escuela, habitar las aulas, estar en el patio, construyendo comunitariamente y educando para un mundo más humano y justo, solidario y fraterno.
Equipo Inspectorial de Escuelas
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