Por el bautismo, todos estamos llamados a ser discípulos misioneros del Señor. Muchas mujeres, respondiendo a esta llamada, mantienen la Iglesia en pie en todo el mundo, con admirable entrega y ardiente fe. Así lo reconoce el Santo Padre al proponer “que las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su impronta femenina”. No es la primera vez que insiste en que las mujeres ocupen cargos de responsabilidad en la Iglesia y participen en sus instancias de decisión.
“A ninguno lo bautizaron cura u obispo. A todos nosotros nos bautizaron como laicos. Laicos y laicas son protagonistas de la Iglesia. Hoy es especialmente necesario ampliar los espacios con presencia relevante femenina en la Iglesia. Y con presencia laical se entiende, pero subrayando lo femenino, porque las mujeres suelen ser dejadas de lado. Hemos de promover la integración de las mujeres en los lugares donde se toman las decisiones importantes. Recemos para que en virtud del bautismo los fieles laicos, y las mujeres en una manera especial, participen más en instancias de responsabilidad en la Iglesia, sin caer en los clericalismos que anulan el carisma laical”.
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