“El mismo Espíritu crea la diversidad y la unidad; la unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia”. Papa Francisco.
El 31 de mayo pasado se celebró la fiesta litúrgica de Pentecostés también conocida como “La celebración del Espíritu Santo”. Este año, en consonancia con el protagonismo que la virtualidad tiene actualmente, hubo diversas invitaciones y propuestas para celebrar en comunidad.
¿Cuáles son aquellos dones del Espíritu Santo que aparecen con fuerza en este tiempo?, ¿cuáles son aquellos por los que queremos pedirle que interceda?, ¿qué es lo que hoy alimenta y enciende nuestras comunidades? Éstas fueron algunas de las preguntas que se presentaron en los distintos espacios de encuentro y, que, en su gran mayoría, estuvieron animados por jóvenes. A modo de vigilia juvenil se ofrecieron espacios de oración a través de transmisiones en vivo de Instagram y Youtube que incluyeron: canciones, lecturas bíblicas y testimonios. Algunas comunidades optaron por transmitir en directo la eucaristía del día; otras por impulsar propuestas lúdicas: cuestionarios en Instagram, filtros y desafíos y; por último, algunas otras se juntaron a compartir a través de un subsidio celebrativo.
Si bien varias de estas propuestas confluyeron en el domingo 31, la presencia del Espíritu Santo puede experimentarse con fuerza en lo que muchas comunidades van haciendo en este tiempo de crisis. Los dones se hacen presentes cuando una comunidad “se enciende” por el deseo de servir y de hacer algo por los que sufren.
El símbolo de la luz encendida como signo de esperanza se hizo presente en las celebraciones. En varias ocasiones el gesto de encender una luz estuvo acompañado por el pedido de fortaleza para poder ser expresión de una Iglesia que sale en comunidad y se brinda al pueblo.
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