“Emiliano, Mathías, David, el diaconado los lleva al centro del misterio de la Iglesia…”

La Congregación Salesiana tiene tres nuevos diáconos camino al sacerdocio. Se trata de Emiliano Arruabarrena, de la Inspectoría de Argentina Sur; y de Mathías Britos y de David Orquiola, de la Inspectoría de Paraguay, todos de la comunidad del Teologado Interinspectorial Salesiano de Villa Luzuriaga.

El lema de Emiliano fue “Estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc. 22, 27); el de Mathías, “Lo miró con misericordia y lo eligió” (Mt 9,9); y el de David, “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad” (Sal. 39,8-9).

La celebración fue en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, de Villa Luzuriaga, el sábado 12 de julio por la tarde, y fue presidida por Mons. Juan Carlos Romanín, obispo emérito de Río Gallegos. 

Además de un nutrido grupo de salesianos sacerdotes y de diáconos, concelebraron la misa Mons. Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y arzobispo de Mendoza; el P. Darío Perera, Inspector de Argentina Sur; y el P. Néstor Ledesma, Inspector de Paraguay. 

En la homilía, luego de leer el pasaje evangélico del Buen Samaritano (Lucas 10, 25-3), Mons. Romanín reflexionó: “Al doctor de la Ley, que conoce bien el mandamiento divino del amor al prójimo, Jesús le pone como ejemplo un extranjero considerado cismático y enemigo: este ve al caminante herido y tiene compasión, un sentimiento que nace de dentro, del interior del corazón humano. Entonces interrumpe su viaje, se acerca a él y lo cuida”.

“La respuesta final y decisiva —dice el obispo— se expresa con una clara invitación: ‘Vete y haz tú lo mismo’.  (…) Estamos viviendo tiempos confusos y difíciles. Y la primera palabra que resuena en nuestro corazón es la que Dios ha dicho siempre a quienes ha llamado a su servicio: ‘Vayan y hagan ustedes lo mismo’… ‘No tengan miedo. Yo estaré siempre con ustedes’”.

Y agrega: “Los jóvenes necesitan de nuestro testimonio de esperanza, que se basa ante todo en una convicción: la fidelidad del Señor. La fidelidad del Señor es lo único que nos permite edificar sobre roca, la que nos ofrece una paz profunda en medio de la noche”. 

Sobre el diaconado, Mons. Romanín explica: “Queridos David, Emiliano, Mathías, el diaconado los lleva al centro del misterio de la Iglesia. Una Iglesia que es misionera, sinodal, diaconal, samaritana. Si no se vive esta dimensión de servicio samaritano, todo ministerio se vacía por dentro, se vuelve estéril, no produce frutos. Y poco a poco, se vuelve mundano”.

Y lo exhorta: “Vivan el diaconado con la mirada de Don Bosco, con los ojos, las manos y el corazón puestos en los jóvenes más pobres, cuidando, protegiendo, defendiendo sus vidas, vayan a los que están cerca y a los que están lejos, acompañando sus historias, para que nunca pierdan su dignidad de hijos de Dios. Venden sus heridas, acompañen soledades, sanen desde la ternura de Dios. Que no sufran amenazas, maltratos, explotación, por los lobos perversos que trafican y comercializan sus vidas”.

La homilía completa de Mons. Juan Carlos Romanín, se puede leer haciendo click aquí.

Antes de finalizar la celebración, el P. Darío Perera agradeció a los tres nuevos diáconos por la entrega de sus vidas al servicio de los jóvenes con el carisma de Don Bosco.

Como comunidad inspectorial, rezamos por Emiliano, por Mathías y por David, para que sean fieles a Dios y felices en el servicio al prójimo. En especial, en este trayecto de formación que les queda camino hasta el sacerdocio.

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