El sábado 8 de febrero de 2025 falleció el P. Pascual Bonfigli, a los 96 años de edad, 77 de profesión religiosa y 67 de sacerdote.
“Con dolor debo compartirles que hoy ha partido hacia la casa del Padre nuestro hermano el P. Pascual Bonfigli. Recemos por su eterno descanso seguros que estará en el paraíso que Don Bosco prometió a sus hijos que entregaron su vida a Dios para estar al servicio de los jóvenes”. Así lo comunicó el Vicario Inspectorial, el P. Osvaldo Braccia al conocerse su partida a la Casa del Padre.
El P. Pascua había nacido el 2 de diciembre de 1928 en Trelew. Hijo de Alfonso Bonfigli y de Antonia Pollentaru. Realizó su primera profesión como Salesiano de Don Bosco el 31 de enero de 1948. Estudió teología en el Instituto Clemente Villada, de Córdoba, lugar donde fue ordenado sacerdote el 24 de noviembre de 1957.
En su juventud, se recibió de Maestro Normal Nacional, Profesor Salesiano en Letras, Profesor de Nivel Medio en Pedagogía y Filosofía.
A lo largo de su vida, con dedicación y amor, prestó servicios para la congregación como director de Santa Rosa (1983-1989), vicario y ecónomo del Sagrado Corazón, de La Plata (1989-1995), Director en Victorica (1995-1998), Consejero y Vicario Parroquial en Bernal (2000-2011).
Luego, se desempeñó como ecónomo de la casa Zatti, de Almagro. Luego de un breve período en la Casa San Juan Evangelista, de La Boca, regresó a la Casa Zatti para el cuidado de su salud, trasladándose con la misma comunidad a San Isidro, en 2022.
En los festejos de los 95 años, en diciembre de 2023, el P. Pascual contó: “A mi el fútbol mucho no me gustaba, pero me gustaba la alegría del patio”. Y rememoró sus años en que, viniendo de Trelew, del colegio Padre Juan Muzio, lo invitaron a ser catequista del oratorio: “Y ahí me engancharon…”
Sin embargo, la mayor emoción fue el saludo a sus hermanos: “yo tengo que agradecer a todos los salesianos con los que compartí la vida, a los directores y a los superiores.¡Gracias, hermanos!”.
“En los últimos tiempos, el P. Pascual dio testimonio de fortaleza y de serenidad en la enfermedad y nos enseñó a dar gracias a Dios por su vida de entrega y de servicio”, escribió el P. Juan Francisco Tomás, quien vivió con él, en sus últimos años, en la comunidad religiosa de la Casa Juan Segundo Fernández, de San Isidro.
“La fe en Cristo resucitado sostiene nuestra esperanza y mantiene viva la comunión con los hermanos que descansan en la paz de Cristo. Ellos consumieron su vida en la congregación” (Const. Sal., 94).
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