“Peñi Ceferino, traenos el mensaje de Dios”

En el marco de la conmemoración del 17° aniversario de su beatificación, el fin de semana del 8 al 10 de noviembre se realizó la fiesta en honor a Ceferino Namuncurá, en la comunidad de San Ignacio, un paraje neuquino ubicado a 60 kilómetros al norte de Junín de los Andes, donde se encuentra el kultrum donde descansan sus restos.

La convocatoria a los peregrinos se hizo bajo el lema, en español y en mapuche, Ceferino, Werkenlu “del” wenu mapu, ayúdanos a ser puentes de fraternidad (Ceferino, mensajero del cielo, ayúdanos a ser puentes de fraternidad).

El viernes 8 la actividad se inició con la llegada de los primeros jinetes. Por la tarde, el P. Natalino Fleitas —de la comunidad salesiana de Junín de los Andes— presidió la misa para los gauchos montados y para la comunidad San Ignacio que daba inicio a esta fiesta en honor al peñi Ceferino.

El sábado 9 por la mañana, con la llegada de más jinetes y de cientos de personas, se peregrinó hacia el cementerio donde descansan los restos de Rosario Burgos de Namuncurá, la mamá de Ceferino. En el altar del cementerio se realizó una bendición a las tumbas, se rezó por los difuntos y se ofrecieron flores en memoria de cada mapuche enterrado allí.

Por la tarde, los peregrinos seguían llegando al kultrum para pedir y agradecer al lirio de la Patagonia. A las 20, y con un fuerte viento, se dio inicio a la misa de los jóvenes. Fue presidida por el P. Carlos Gómez  —de la comunidad salesiana de Junín de los Andes—. Al momento de la prédica, el P. Carlos expresó: “Ceferino, con sus sueños de ayudar a su comunidad y su entrega en cada acto de su vida, nos muestra que Dios se revela en el amor y en la sencillez”. Y pidió: “A ejemplo de él, quien vivió con un corazón tan lleno de Dios, nos recuerde que somos llamados a vivir como discípulos agradecidos, como aquellos que ven y reconocen la presencia de Dios en sus vidas.”

Acto seguido, se realizó la peregrinación de antorchas hacia la cima del cerro Ceferino. Una vez arriba, los peregrinos rezaron frente al busto del joven mapuche. Al bajar, se realizó la bendición del fuego.

El domingo 10 de noviembre la actividad comenzó alrededor de las 9 de la mañana, cuando los jinetes y la gente comenzó a reunirse en la Escuela N°13 Namuncurá, a unos 3 kilómetros del kultrum. Era una mañana soleada, pero con mucho viento. Desde allí, partió la procesión. Primero se encolumnaron los miles de peregrinos de a pie. Detrás de ellos, el centenar de jinetes montados a sus caballos.

La misa se realizó en el campo que antecede al kultrum. Antes de comenzar la ceremonia religiosa, se le dio la bienvenida al intendente de Junín de los Andes, Luis Madueño; al intendente de Aluminé, Diego Victoria; al diputado provincial Gabriel Álamo; a la Ministra de Educación y de Gobierno de Neuquén, Soledad Martínez; y el artista Alejandro Santana —autor del kultrum y del Vía Christi, de Junín de los Andes—. Luego, se le dio la palabra a Cirilo Namuncurá, presidente de la Comisión Ceferiniana, quien junto al lonco de la comunidad mapuche de San Ignacio, dieron paso a la celebración.

La misa fue presidida por el P. Antonio “Tono” Sánchez Lara, párroco en Chimpay, Río Negro, lugar de nacimiento de Ceferino Namuncurá, y concelebrada por los padres salesianos Natalino Freitas e Isidoro Adami.

En la homilía, refiriéndose al lema de esta fiesta, el P. Antonio resaltó la voluntad espiritual que se ve es el Werkenlu (el mensajero) “que se hace presente en la vida de la gente. Estos días, un peregrino me dijo que siente vivo en su vida a Ceferino. Porque Él se hace presente y nos acerca a Dios”.

Y describió: “El Werkenlu me explica y me aclara los mensajes. ¿Cuántas veces creemos que estamos solos? Ceferino, con su vida, es un camino para llegar al hermano y para llegar a Dios”.

“Un Werkenlu tiene que ser fiel a la persona que da el mensaje. Ceferino, como Werkenlu, nos trae el mensaje de Dios para el hoy. Por eso, todos juntos, digamos ‘Peñi Ceferino, traenos el mensaje de Dios y ruega por nosotros’”, rezó.

Al finalizar la misa, los jinetes pasaron por delante del altar para saludar al Ceferino y cada comitiva montada era homenajeada por un payador.

Por la tarde, en el kultrum, se hicieron los bautismos de 11 niños y niñas y de algunos adultos. Esta celebración estuvo a cargo del P. Isidoro Adami. Luego, se presidió la misa de los enfermos, la última celebración de la tarde.

Empezaba a caer el sol y el viento soplaba cada vez más fuerte. Sin embargo, el kultrum seguía recibiendo a peregrinos que se acercaban a saludar al beato Ceferino Namuncurá y a tocar la roca donde descansan sus restos.

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