Carta Decretal de la canonización de Artémides Zatti

(ANS) El pasado miércoles 29 de marzo la Secretaría de Estado de la Santa Sede transmitió al Postulador General P. Pierluigi Cameroni SDB, a través de Mons. Paolo Rizzi, la Carta Decretal relativa a la Canonización del Beato Artémides Zatti realizada el 9 de octubre de 2022.

La finalidad jurídico-canónica de esta Carta es la confirmación escrita de la canonización del Beato Artémides Zatti.

Se trata de un documento en el que se establece algo de suma importancia y relevancia en la vida de la Iglesia. El texto de la Carta Decretal comienza con el nombre del Sumo Pontífice, seguido de “ad perpetuam rei memoriam”. Se firma al pie del Pontífice (Ego Franciscus Catholicae Ecclesiae Episcopus), se estampa el sello de plomo y se coloca el sello papal.

El texto incluye breves notas biográficas sobre el nuevo santo y un breve resumen del proceso canónico de la Causa. El texto, traducido al latín por la oficina correspondiente de la Secretaría de Estado, se publica en el Acta Apostolicae Sedis, el comentario oficial de la Sede Apostólica.

El texto recuerda que “el Beato Artémides amaba a sus enfermos con espíritu evangélico, veía en ellos al mismo Jesús. En cada uno de ellos visitaba a Cristo, curaba a Cristo, alimentaba a Cristo, vestía a Cristo, alojaba a Cristo, honraba a Cristo. Un día dijo al guardarropa: “Una muda para Nuestro Señor…”. Zatti buscaba lo mejor para sus huéspedes: “A Nuestro Señor hay que darle lo mejor”. Un pobre campesino necesitaba un vestidito para su primera comunión y Artémides pedía: ‘Un vestidito para Nuestro Señor'”.

Don Bosco había dicho a los primeros misioneros salesianos que partieron para América: “Ocúpense especialmente de los enfermos, de los niños, de los ancianos, de los pobres, y ganarán la bendición de Dios y la buena voluntad de los hombres “.

Fue un testimonio edificante de fidelidad a la vida común. Era él quien tocaba la campana, era él quien precedía a todos los demás hermanos en los momentos comunitarios. Fiel al espíritu salesiano y al lema -‘trabajo y templanza’- legado por Don Bosco a sus hijos, desarrolló una prodigiosa actividad con habitual prontitud de espíritu, con espíritu de sacrificio, especialmente durante el servicio nocturno, con absoluto desapego de cualquier satisfacción personal, sin tomarse nunca vacaciones ni descanso. Como buen salesiano, sabía hacer de la alegría un componente de su santidad. Siempre aparecía simpáticamente sonriente. Era, ante todo, un hombre de Dios. Uno de los médicos del hospital dijo: ‘Cuando vi al señor Zatti mi incredulidad vaciló’. Y otro: “Creo en Dios desde que conocí al Señor Zatti”.

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