Con motivo de celebrarse la memoria litúrgica de San Juan Bosco, a 135 años de su fallecimiento, el Padre Inspector de Argentina Sur, Darío Perera, envió un saludo por videomensaje a toda la comunidad inspectorial. Propuso acercarse a la figura del padre y maestro de la Juventud “desde un punto de vista particular: los 150 años de la primera expedición misionera que justamente vino a nuestro país, a nuestra inspectoría, a Buenos Aires, el 14 de diciembre de 1875”.
A partir de recordar ese acontecimiento que se celebrará dentro de tres años, el Padre Inspector invitó a “mirar aquella gesta de esos primeros salesianos que llegaron a nuestra patria, fruto del corazón inquieto de Don Bosco, con ganas de poder ir más allá: salir de Italia, salir de Europa y llegar a una frontera desconocida como era, en aquella época, nuestro país y la Patagonia. La primera expedición misionera fue fruto de la pasión de Don Bosco”.
Y aclaró: “Sabemos que nuestro padre era un apasionado. Su pasión más fuerte fue anunciar a Jesucristo. Y esta pasión hizo nacer en él ese corazón misionero que envió a los salesianos a cruzar el Atlántico para venir a nuestra patria”.
Entre las tantas cosas que caracterizan a San Juan Bosco, el P. Darío descató: “Él también era un hombre que no se quedaba encerrado en los muros. Valdocco, la primera experiencia nuestra, nace de su contacto en la calle con los chicos, en las cárceles, de mirar la realidad que los circundaba. Don Bosco era consciente que esa realidad era mucho más que Valdocco. De hecho, en ningún momento tuvo miedo de enviar a sus salesianos lejos de Valdocco para seguir anunciando a Jesucristo”.
E invitó a imitar a Don Bosco: “No nos quedemos dentro de nuestros cuatro muros, no nos quedemos dentro de nuestras casas. Tengamos aquella misma pasión de Don Bosco de anunciar a Jesucristo. Vayamos a las fronteras, vayamos a donde están los jóvenes más pobres esperándonos. Esto hará que nuestro carisma y los sueños de Don Bosco sigan vivos entre nosotros”.
Finalizando con su mensaje deseó, a tantos animadores juveniles, a tantos jóvenes, a tantos laicos y, especialmente, a sus hermanos salesianos, “¡feliz día de Don Bosco! ¡Soñemos juntos los mismos sueños de nuestro Padre Don Bosco!”.
“Soñemos juntos los mismos sueños que Don Bosco” Él está presente entre nuestros jóvenes, y está nosotros hacer que su recuerdo y sabiduría perdure en el tiempo.
Hermosa experiencia conocer siempre un poquito más de este ser tan especial.
¡Gracias Don Bosco, guía mis pasos !