Dante Carlos nació el 25 de mayo de 1927 en la casa familiar en Buenos Aires. Era hijo de Carlos y de Blanca Berra, último de tres hermanos. Don Carlos era inmigrante italiano, originario de Milán (localidad de Bellgiocoso) mientras que su madre Blanca, hija de genoveses, había nacido en Montevideo a los pocos días de llegar sus padres a América. Carlos Brambilla era contador en el Ferrocarril del Sud.
A los 42 años, el señor Carlos fallece dejando a su esposa con los tres hijos, las dos niñas mayores de cuatro y ocho años, y el pequeño Dante con poco más de tres. Doña Blanca, en este contexto, pronto confió la educación de sus hijos a la escuela católica: mientras las hijas asistían al Colegio Sagrado Corazón de las calles Juncal y Callao, Dante haría lo propio hasta el cuarto grado en el Colegio Nuestra Señora de la Consolación, de los padres agustinos. En su parroquia de la calle Las Heras había recibido el Bautismo y la Primera Comunión.
Formación cristiana
Dante ayudó misa por primera vez el 21 de noviembre de 1939, en el asilo vicentino de la calle Bustamante. Después de eso, fue monaguillo en su parroquia, hasta 1939 en que entró de pupilo en San Carlos. Le gustaba la mecánica, pero ese oficio, era para los que ya habían hecho el 6º grado de entonces y entraban en el secundario. El P. Fazzini, le dio a elegir entre los diversos oficios y él eligió el de carpintero, porque le gustaba andar con el serrucho y entre las maderas. Su maestro fue el Hno. José López.
En San Carlos estuvo dos años y medio. Un día el P. Pölhman le preguntó si le gustaría ser salesiano, a lo que él respondió que tenía que preguntarle a su mamá. Al año siguiente, el P. José Salassa, el nuevo consejero, volvió a hacerle la misma pregunta. Le dijo entonces que sí y entones lo llamó el director, el P. Viccari y luego lo citó el inspector, P. José Reyneri y le dijo que iría a Juan Segundo Fernández, la casa de formación para coadjutores, a la que entró el 9 de septiembre de 1941 como aspirante.
Finalizados sus estudios técnicos a finales de 1944, se recibió de oficial carpintero, Dante realizará el Noviciado en Morón (San Justo) a comienzos de 1945. Su Maestro de novicios fue el P. Ignacio Minervini y el asistente, el P. Agustín Pacheco. Recibió la medalla de coadjutor de manos del P. Miguel Raspanti el 19 de marzo, en la Basílica de María Auxiliadora y San Carlos. Su Primera Profesión religiosa será el 31 de enero de 1946; algunos años después, el 26 de enero de 1952, hará su Profesión Perpetua.
Artesano y educador entre los jóvenes
Recién egresado del Noviciado el Hno. Dante será destinado nuevamente al Juan Segundo Fernández hasta el año 1949, porque el director, P. Julio Martini, lo había ido a buscar porque necesitaba maestros. Pero en 1950, el Hno. Paveglio lo pidió como ayudante del taller de carpintería del Pío IX y allá se desempeñó como maestro de taller, por el lapso de 10 años (1949-1958), y Ecónomo de la Obra por poco más de cinco (1959-1965).
La Casa Santa Catalina lo recibió en 1966; en 1970 el P. Juan Sol lo puso a cargo de los empleados y de la cocina del Colegio Don Bosco de Congreso hasta 1976; fue también famoso entre los alumnos por tener a cargo el kiosco de la escuela.
Luego de un breve paso por la obra boquense de San Pedro (1981-1982) y por el Juan Segundo Fernández, que en 1983 lo recibirá por algunos meses, el Hno. Dante comenzará su larga estadía en la Villa Don Bosco de Tandil, extendiendo su responsabilidad de encargado por poco más de veinte años (1983-2004).
Profesional y escritor
Habíamos dicho que, en 1957, finalizó el curso de magisterio profesional y obtuvo el título de maestro carpintero. Después de otro curso de dos años en el politécnico de Buenos Aires, se recibió de Técnico Mecánico Ebanista, otorgado por la Universidad Nacional de Tucumán. En 1960 se cerraron los talleres y la sección artesanos del Pío IX. A partir de allí, Dante no quiso hacerse cargo de talleres, aunque se lo pidieron de Córdoba, de Bahía Blanca y de Comodoro Rivadavia. Quedó en el Pío IX, a cargo de los empleados y de la casa de vacaciones de Lago Espejo, en Bariloche. En 1972 pudo viajar a Europa para hacer diversas comisiones encomendadas por el Padre Inspector y por el ecónomo, porque en ese momento la situación el país, impedía girar dinero al exterior.
Una de las facetas de su múltiple personalidad fue la vocación de escritor, que siempre quiso ser. En sus años del Pío IX, siendo jefe del taller de carpintería, el maestro Dante escribió un libro de carpintería y otros manuscritos sobre dibujo técnico, ejercicios prácticos muebles y máquinas. Más tarde, en 1975, escribió lo que él llama una respuesta original sobre los coadjutores. El manuscrito, llevaba por título: “El coadjutor salesiano. Origen, finalidad y radicación en la Argentina”. Eran los años en que se discutía sobre la identidad del coadjutor en las comunidades. Muchos se preguntaban si un coadjutor podía ser director de una comunidad religiosa salesiana. El tema quedó aclarado con un documento oficial presentado por el Cardenal Billot, en nombre del Papa Pablo VI, que estable que al director le compete la dirección espiritual de la comunidad y por tanto en las congregaciones clericales, sólo puede serlo un sacerdote.
Otros escritos del Maestro Bambilla, fueron: “Don Bosco y su presencia en el mundo”, EDB, 1978, Buenos Aires. “Una respuesta original”, EDB, 1976, Buenos Aires. El libro de “Don Bosco en el mundo”, es una recopilación de 265 preguntas y respuestas sobre datos de la vida de Don Bosco y los salesianos. Seguramente podría haber resultado útil para los concursos que solían hacerse sobre la vida de nuestro padre fundador entre los chicos de los colegios.
“Una respuesta original”, por su parte es una breve presentación de la figura del coadjutor, desde sus orígenes en tiempos de Don Bosco. Consta de dos partes, en la primera hace un relato de los primeros ingresados con Don Bosco y de muchos que partieron como misioneros. En la segunda presenta brevemente la figura de 51 coadjutores de diversos países, que actuaron muchos de ellos en la Patagonia Salesiana. Tiene el interés de que los personajes presentados en esta segunda parte, está recopilados “por oficio o profesión”, lo que facilita su lectura. Así, por ejemplo, se habla de administradores, arquitectos, gráficos, carpinteros, catequistas, enfermeros, santos y mártires y hasta de padres de familia… Sobresalen entre ellos, por ejemplo, Artémides Zatti, Enrique Botta, Carlos Conci y muchos otros.
“Qué alegría cuando me dijeron”, es una estadística de todos los salesianos muertos y la causa o enfermedad que provocó su muerte.
Ayuda a las casas de la Patagonia
En 1977 el Hno. Dante fue trasladado a la comunidad de la Editorial Don Bosco, donde permaneció por el lapso de cuatro años realizando gestiones para las Casas Salesianas del sur patagónico, desde Buenos Aires (1977-1980). Lo mandó con ese encargo el P. Jorge Casanova.
Atendía los trámites, pedidos, viajes, forasteros, según las necesidades de los salesianos de Patagonia Austral. En carta al Padre Inspector, señala que no aprovechó este cargo para viajar. De hecho, dice no haber conocido de la Patagonia, más que las obras de Río Grande y Ushuaia.
El Centro Familiar
Posteriormente, en Segundo Fernández se encargó de la atención del Centro Familiar, debido a diversos problemas que según señala, había con varios de los empleados. De hecho, algunos de ellos firman una nota pidiendo su traslado.
Movimiento juvenil y casa de retiros
A fines de 1983, al morir en un accidente automovilístico el P. Juan Cristiano, encargado de la casa de Tandil y estando ya casi en la fecha en que debían ir los aspirantes de vacaciones, el Padre Inspector le pidió que se hiciera cargo de esa Casa.
Allí estuvo durante 21 años. Si bien él dice haber estado solo, consta que cuando el Padre Inspector quiso mandar allí al Maestro Del Sastre para encargarse junto con Brambilla de las obras de carpintería, Dante le pidió que, dada la poca salud de su compañero, sería preferible que lo dejara en Buenos Aires, para cuidarse. Por cierto, esos años fueron de gran movimiento juvenil salesiano. Cuando dejaron de ir los aspirantes, allí se organizaban los retiros de menores, con gran fruto incluso vocacional. Posteriormente, se abrió la Casa para otros grupos fuera de la familia salesiana. La Villa Don Bosco fue frecuentada por grupos, campamentos, batallones de exploradores, cursillos y encuentros. Mereció la felicitación y agradecimiento de las autoridades municipales, que según consta en el diario “El Eco de Tandil”, el 8 de marzo del 2004, entregaron una plaqueta al maestro Brambilla por la obra realizada.
La vuelta a Almagro
En 2005 será destinado a la Casa Inspectorial de Almagro, donde se encargó de trabajar y poner al día la infraestructura del Archivo Central Salesiano.
En ese lugar, que años más tarde se convertirá en la actual casa de salud, Artémides Zatti, el Hno. Dante reside por varios años para atender sus problemas de salud.
Allí, celebrará su Pascua definitiva. Llegado a este mundo en un nuevo aniversario del Primer Gobierno Patrio, el hermano partirá a la Casa del Padre un 20 de junio, Día de la Bandera. Providenciales coincidencias sobre la vida de un hombre que amó y construyó con su trabajo esta ciudad terrena a imagen de la de Dios.
El Hno. Dante Carlos Brambilla nació en 1927 en Buenos Aires y falleció en la misma ciudad el 20 de junio del 2018. Tenía 91 años de edad y 72 años de profesión religiosa.
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